madrid. Siempre se ha dicho que Ferrovial sabe vender bien. Y lo ha vuelto a demostrar. La compañía presidida por Rafael del Pino se ha desprendido del aeropuerto de Belfast por 132,5 millones de libras (164 millones de euros), un 32 por ciento más del precio previsto. El pasado mes de mayo, cuando se supo que la compañía había contratado a la firma de servicios profesionales KPMG para dirigir la operación, se especuló con un precio de venta de 100 millones de libras (124 millones de euros). Pero un fondo de infraestructuras de ABN Amro ha terminado cerrando la compra por una tercera parte más, lo que reporta a Ferrovial una ganancia neta (plusvalía) de 85,6 millones de libras (106 millones de euros). Este activo era el último bastión del antiguo negocio aeroportuario de Ferrovial. Una división que, antes de embarcarse en el operador británico BAA, dueño de siete aeródromo en Reino Unido, estaba compuesta por tres activos: Sidney, Bristol y Belfast. Los tres, junto con Budapest (de la cartera de BAA), han sido vendidos para reducir la deuda del grupo, que al cierre del primer semestre ascendía a 28.702 millones de euros, aunque hace dos años llegó a superar los 31.000 millones. Pero la compañía podría verse obligada a seguir vendiendo aeropuertos, debido a que la Comisión de Competencia ha propuesto forzarle a desinvertir en tres de los siete aeropuertos que componen BAA. La constructora intentará rebajar esta cifra, aunque sería prácticamente un milagro que, al final, no le obligaran a vender ninguno. Un mal menor, siempre y cuando las autoridades británicas le concedan un plazo amplio para vender, lo que conferiría a la compañía margen para negociar unos precios interesantes, que irían directamente a reducir deuda y recuperar parte de su maltrecha salud financiera. En lo que va de año, el grupo ha perdido un 32,8 por ciento de su valor en bolsa, hasta caer en 32,33 euros por título.