Las provisiones extraordinarias han impactado en las cuentas anuales de Indra, compañía que el año pasado sufrió unos números rojos de 641,2 millones de euros, casi siete veces más que los 91,9 millones que perdió en 2014. En total, los efectos no recurrentes de la firma tecnológica ascendieron a 718 millones, de los que el 60 por ciento (321 millones de euros) se localizaron en Brasil. También deterioraron las cuentas el plan de ajuste laboral en España. Precisamente, gracias a la optimización de la plantilla, Indra ha mejorado sus márgenes en el cuarto trimestre, con un margen de rentabilidad (ebit recurrente) que creció hasta el 6 por ciento, con un flujo libre de caja de 137 millones de euros. Las ventas del grupo que preside Fernando Abril-Martorell alcanzaron los 2.850 millones de euros en el ejercicio, un 3 por ciento menos que los 2.938 millones de euros facturados en 2014. En el cuarto trimestre del año, la multinacional logró reducir sus pérdidas netas un 52,8 por ciento, desde los 170,4 millones de euros de 2014 hasta los 80,4 millones de euros.