Tacha a la CMT de "miope" por una regulación que "contamina" la competencia SANTANDER. Vodafone España tiene claro que no invertirá en fibra óptica en España "porque no salen los números". Muy a su pesar, la operadora romperá cualquier proyecto de despliegue de redes fijas de alta capacidad y culpa implícitamente de su decisión a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT). Francisco Román, presidente de Vodafone España, se despachó ayer con contundencia sobre un asunto que acaparó el debate en el XXII Encuentro de las Telecomunicaciones. En su intervención en la UIMP de Santander, Román criticó la "miopía" de un regulador que propugna unas condiciones que "contaminan" la competencia. También dijo que la futura normativa "ignora" la falta de viabilidad económica relacionado con el despliegue de más de una red de fibra en España. Román aseguró que Vodafone "invertirá donde obtenga retorno", y eso no ocurre en negocios "en los que los costes son muy altos y se tiene poca cuota de mercado". En su opinión, las cuentas comienzan "a medio salir" cuando se tiene una cuota del 40 por ciento, algo sólo al alcance del operador dominante. El presidente de Vodafone destacó la "incosistencia" de una regulación que consideraba que "con cuatro operadores de móviles no existía competencia suficiente", mientras que ahora parece "que sólo puede haber uno". "Las cosas hacia un lado se podían hacer, pero no hacia otro", añadió. Román indicó que "el cliente es el perjudicado y, además, corremos el riesgo de tomar decisiones desafortunadas que puedan proteger determinados intereses con cierta miopía, porque atenta contra el grado de riqueza competitiva del país". Por todo esto, Vodafone propone que la nueva regulación asegure lo que existe, que es el acceso a través del despliegue propio de redes de ADSL. Desproporcionados Por su parte, fuentes de la CMT consideran "desproporcionados" los argumentos del primer ejecutivo de Vodafone España. El regulador compara la situación actual con la vivida en el albur de la telefonía móvil en España, en 1995, cuando sólo existía una red celular. En aquellos momentos, se animó a que las operadoras interesadas invirtieran en sus propias infraestructuras, en lugar de compartir una única red, lo que a la postre derivó en un mercado fuertemente competitivo.