La continuidad de Juan Verde, Luis Solana o Javier Rupérez queda en el aireAbengoa ha puesto en marcha un plan para reducir y, en unos casos eliminar, los consejos de administración de algunas de las filiales que tiene distribuidas por el mundo, según señalan a elEconomista fuentes conocedoras del proceso. El objetivo es rebajar los costes. El grupo andaluz, que tiene más de 600 subsidiarias, ya ha redimensionado el consejo de Abengoa Solar, con la salida del presidente Javier Benjumea y de otros miembros como Guadalupe Sundheim y Armando Zuluaga, y el nombramiento como administrador único de Abengoa SA. La compañía deberá decidir qué hacer con Abengoa Bioenergía, de la que ha puesto a la venta los negocios de primera generación y en cuyo consejo de administración figuran nombres como Juan Verde, Luis Solana o Javier Rupérez. Dentro del Plan de Viabilidad elaborado por Álvarez & Marsal, Abengoa contempla vender su filial Abengoa Bioenergía. Para ello, el grupo ha dividido la operación en las tres áreas principales donde desarrolla su actividad: Europa, Estados Unidos y Brasil. Esto no es óbice una venta agrupada. No en vano, la ingeniería sevillana ya ha recibido ofertas conjuntas por los negocios de Europa y Estados Unidos, mientras que por los activos en Brasil también ha recabado muestras de interés de alguna empresa local. La pretensión del grupo es obtener alrededor de 1.000 millones. Ahora bien, la venta de Bioenergía afectará a los biocombustibles de primera generación, que ocupan la mayor parte de la actividd de la empresa, pero no incluirá aquellos activos dedicados a biocarburantes de segunda generación. A este respecto, Abengoa sólo tiene una planta de producción comercial de bioetanol celulósico, la de Hugoton, en Kansas (Estados Unidos), que inauguró en octubre de 2014. Junto a ésta, la compañía mantendrá otros laboratorios y plantas piloto que tiene en el mundo. Lo que aún no ha decidido es si estos activos quedarán bajo el paraguas de Abengoa Bioenergía, ya sin las plantas de primera generación. El grupo venderá seis plantas de primera generación y después de traspasar activos solares a Atlantica Yield (antigua Abengoa Yield), su presencia en Estados Unidos se limitará -a expensas de que emprenda nuevos proyectos- a las líneas de transmisión, las instalaciones de I+D y a la central de Hugoton, que tiene su propia sociedad, con su estructura y su consejo de administración. Por ello, se mantenga o no la sociedad Abengoa Bioenergía, su dimensión será muy reducida y, en consecuencia, su consejo -si lo hubiera- se ajustará. Presidido por Javier Benjumea, que lo abandonará próximamente, en él aparecen otros nombres como los del español Juan Verde, asesor de Barack Obama; Heather R. Zichal, también asistente del presidente de Estados Unidos para los asuntos de energía y cambio climático; Javier Rupérez, exembajador de España en el país norteamericano; el expresidente de Telefónica, Luis Solana, y el exdirectivo de Pemex, Marcos Ramírez Silva. Con la venta de Bioenergía, la limitación del grupo en Estados Unidos y la obligación de recortar gastos, la continuidad de estos consejeros, como los de otras filiales, quedan en el aire. Su permanencia y la de todos los asesores se valorará en función del valor creado dentro de los objetivos marcados. Sí cambiará radicalmente el consejo de la matriz que preside José Domínguez, y entre cuyos miembros figuran expolíticos como José Borrell o Ricardo Martínez Rico. Todo ello, no obstante, está supeditado a que haya un acuerdo con los acreedores. En el objetivo de rebajar costes, Abengoa ha ejecutado “medidas como la eliminación de consejos de filiales (número de consejeros), la cancelación unilateral de los pagos de bonus correspondientes a 2015 o la disminución del número de viajes y de las facturas telefónicas”, señalan las fuentes consultadas.