El consejo de administración del grupo sometió ayer a su aprobación el Plan de Viabilidad Los bancos y los bonistas seguían anoche sin cerrar los detalles del crédito de 160 millones El mercado premió ayer a Abengoa con una subida en bolsa de nada menos que el 50,81 por ciento en el caso de los títulos A, hasta los 0,558 euros, y del 34,81 por ciento en el de los B, hasta los 0,213 euros. Estos niveles se sitúan aún el 50,92 por ciento y el 76,59 por ciento, respectivamente, por debajo de los que presentaba antes de declarar el preconcurso de acreedores el pasado 25 de noviembre. Los avances se produjeron a las puertas de que el consejo de administración del grupo andaluz aprobara el Plan de Viabilidad que Álvarez & Marsal, con la ayuda de Lazard, ha elaborado en los últimos dos meses. Los bancos y los bonistas, sin embargo, seguían anoche, para su sorpresa, sin tener en sus manos la estrategia marcada por la compañía para garantizar su supervivencia. Ésta pasa, en primer término, por una inyección de liquidez por parte de los fondos y gestoras con mayor exposición a la deuda de la empresa que no termina de cerrarse dadas las discrepancias que tienen con las entidades financieras. Los bonistas plantean un interés del 15 por ciento inicial más un 10 por ciento al vencimiento del crédito, cuyo importe se aproxima a los 160 millones. Asimismo, solicitan a la banca compartir como garantía las acciones de la filial Atlantica Yield (antigua Abengoa Yield), que representan el 25,4 por ciento de su capital. El denominado G-7 (Santander, HSBC, Caixabank, Bankia, Sabadell, Popular y Crédit Agricole) rechaza esta propuesta al considerarla “inaceptable”. Estas entidades fijaron un interés del 5 por ciento en el crédito de 106 millones que entregaron en diciembre -el mismo que en la línea de 125 millones de septiembre-. La empresa necesita que haya un acuerdo antes de final de mes para poder pagar las nóminas y las facturas con proveedores más apremiantes. Los bonistas, por el momento, no han relajado sus exigencias, lo que ha llevado a los bancos a urgir -aún más- a Abengoa a vender activos y así conseguir la liquidez, o al menos una parte mayor, vía desinversiones. La compañía que preside José Domínguez Abascal se ha comprometido a obtener alrededor de 150 millones por la venta de suelos, inmuebles, como su sede en Sevilla o las oficinas en la calle General Martínez Campos de Madrid -ya vendidas-, y sus participaciones en determinados activos en España, Alemania y Oriente Medio. La reestructuración financiera Estas desinversiones figuran dentro del Plan de Viabilidad elaborado por Álvarez & Marsal. A ellas se sumarán, a medio plazo, la venta de Abengoa Bioenergía, por la que la empresa estima que puede obtener unos 1.000 millones de euros, como informó este diario, así como de plantas solares, de cogeneración, eólicas y fotovoltaicas, ciclos combinados o líneas de transmisión en todo el mundo. En esta línea, una opción es abundar en el traspaso de activos a Atlantica Yield. Es por ello que la actual directiva de Abengoa quiere mantener una participación principal en la yieldco, frente a lo que quieren los bancos, fundamentalmente. Estos apuestan por desprenderse del 41,8 por ciento que tiene en la filial británica, que cotiza, no obstante, en el Nasdaq neoyorquino. Los bonistas eran inicialmente reacios a desprenderse de este activo, aunque en los últimos días podrían haberse mostrado dispuestos a hacerlo, aunque abogan por esperar a resolver el plan de reestructuración financiera de la multinacional sevillana. Una vez aprobado el plan por parte del consejo de administración -al cierre de esta edición no había concluido la reunión-, Abengoa se lo trasladará a los acreedores -previsiblemente hoy- para que KPMG, el asesor financiero, elabore el programa de reestructuración. La firma necesitará dos semanas para desarrollarlo, por lo que hasta la semana del 10 de febrero podría no haber detalles al respecto. A partir de ahí, empresa y acreedores tendrán un mes y medio para llegar a un pacto. El 28 de marzo es la fecha límite, de acuerdo con el plazo legal de cuatro meses que marca la fase preconcursal. Si no hubiera entendimiento la empresa entraría entonces en concurso. La idea de unos y otros, hasta la fecha, es agotar el periodo de negociación. La pretensión por parte de Abengoa de aplicar una quita para reducir la deuda de los 8.903 millones actuales a entre 3.000 y 4.000 millones aparece como el principal escollo. Propone distintos descuentos para bancos y bonistas, pero los primeros ya han dicho que se niegan en rotundo -podrían aceptar rebajas a través de préstamos participativos-, mientras que los bonistas tampoco están dispuestos, por ahora, a admitir una quita del 70 por ciento.