A cambio pedirán una participación adicional en el capital de la futura compañíaAbengoa y el denominado G-7 (Santander, HSBC, Caixabank, Bankia, Popular, Sabadell y Crédit Agricole) ultiman un acuerdo para que los principales bonistas del grupo andaluz, entre los que figuran fondos y gestoras internacionales como Blackrock, D.E. Shaw, Invesco, Centerbridge, Värde Partners, Eton Park y Elliott International, inyecten liquidez en la compañía antes de que acabe enero, según confirman fuentes conocedoras de la situación a elEconomista, que adelantó las negociaciones. Con ello, podrá pagar al menos las nóminas de febrero y las facturas más urgentes. El importe de esta aportación aún no está cerrado, pero las necesidades de financiación del grupo andaluz en enero superan los 60 millones de euros, aunque los bonistas estarían incluso dispuestos a conceder un crédito mayor, de acuerdo con las fuentes consultadas. Tras la reducción de plantilla acometidos por Abengoa en las últimas semanas -unos 500 trabajadores- y los ajustes en los gastos corrientes, las exigencias financieras hasta el 28 de marzo, cuando culmina el plazo legal del preconcurso de acreedores, ascienden a entre 160 y 200 millones, siempre y cuando se cumplan las desinversiones previstas en el Plan de Viabilidad que prepara Álvarez & Marsal. Este plan, que KPMG, el asesor de las entidades, había solicitado tenerlo en sus manos ayer, 18 de enero, aún tendrá que esperar. Los bancos prevén que conocerán al menos las líneas maestras entre mañana, miércoles, y el jueves, aunque no será hasta el próximo lunes, 25 de enero, previsiblemente, cuando lo aprobará el consejo de administración de la ingeniería sevillana. Los grandes bonistas, que están asesorados por Houlihan Lokey y Clifford Chance, están dispuestos, por tanto, a inyectar la cantidad suficiente para asumir los requerimientos de enero, aunque las fuentes consultadas no descartan que con posterioridad también puedan ampliarla para enfrentar los de febrero y marzo. Responden así a la solicitud de los bancos acreedores de que participaran en la salvación del grupo y demuestran su intención de jugar un papel clave en el futuro de la compañía. El G-7, que junto con el Instituto de Crédito Oficial (ICO) concedió un crédito de 106 millones (más 7 millones que liberó de una línea de septiembre), ha tratado igualmente de implicar, hasta la fecha sin éxito, a otras entidades financieras y aseguradoras que aparecen entre los más de 200 acreedores de la firma andaluza. Las negociaciones continuarán de cara a las próximas inyecciones de dinero, toda vez que los acreedores coinciden en agotar los plazos del preconcurso y no declarar el concurso anticipadamente. De la cifra final que aporten los bonistas dependerán las garantías vinculadas al crédito. Una de las opciones planteadas por los grandes bonistas es recibir una participación en el capital de la Abengoa que resultará tras su reestructuración a cambio de esta inyección. Al fin y al cabo, como publicó este diario, estos fondos han comprado más bonos de Abengoa en los últimos meses con la intención última de capitalizar la deuda y convertirse en accionistas de referencia o, en su defecto, vender con suculentas plusvalías. Fuera de esta negociación quedan los bonistas con una posición más limitada, que están asesorados por la británica Talbot Hughes McKillop (THM). La compañía también ha puesto sobre la mesa alternativas que actúen de garantía, como algunos proyectos rentables o la participación liberada que Abengoa conserva de Atlantica Yield (Abengoa Yield hasta hace unos días), que asciende al 2,4 por ciento del capital. Un porcentaje, en cualquier caso, muy limitado si se tiene en cuenta que el G-7 pignoró el 17,3 por ciento de la yieldco por el préstamo de 106 millones de diciembre. Precisamente, sobre qué hacer con Atlantica Yield también han acercado posturas bonistas y bancos, que ahora están de acuerdo en dar paso a un nuevo socio y deshacer su participación, que alcanza el 41,8 por ciento del capital.