Presidente de la Confederación Española de Consejos Reguladores VitivinícolasAmancio Moyano repite mandato al frente de la Confederación Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV) con el apoyo casi unánime del sector. Perteneciente a la cuarta generación de viticultores, pivotará durante los próximos años la gran apuesta del sector: acercar el vino a los jóvenes. ¿Por qué cree que hay ese divorcio entre vino y jóvenes? Son varios los motivos. La crisis económica y los controles de alcoholemia han afectado directamente. Por otro lado, y en esto puede que el sector tenga alguna culpa, hemos complicado el tema a la hora de transmitir cómo disfrutar de un vino, como si hubiera que haber hecho un máster previamente. Y no es así, porque cuando te ofrecen probar un vino no hace falta decir: “yo no entiendo”. No se hace con el jamón o el queso. Si simplificamos este aspecto puede ser que seamos capaces de acercarnos a los jóvenes, máxime cuando prácticamente en todas las zonas de nuestro país hay viñedos, hay tradición vitivinícola y el que más o el que menos tiene vínculos, a través de familiares o amigos, con el mundo del vino. Y los jóvenes tienen que conocer todo lo que encierra ese mundo. ¿Hay demasiadas denominaciones de origen en España? Al final, yo creo que se trata de mantener un equilibrio entre oferta y demanda. Ahora hay más oferta que demanda y la consecuencia inmediata de eso es que hay una falta de rentabilidad, tanto para el viticultor como para el bodeguero, porque para sacar producto te obliga a bajar precio y lo único que haces es cambiar el dinero. El problema va en ese sentido. ¿Cómo se corrige? Pues en cuanto a la oferta, no debe ser desmesurada y tiene que ser de calidad. Este último aspecto es labor de los consejos reguladores, mientras que, a través de la normativa europea, se tiene que controlar la producción. Si ese matiz lo controlamos y luego con la promoción conseguimos aumentar la demanda, lograremos un equilibrio que garantice la rentabilidad para el agricultor y el bodeguero. ¿Qué papel tiene que jugar la innovación en el mundo del vino? Las bodegas, aunque también se está produciendo a nivel agronómico, es quizá una de las industrias que cuenta con más innovación. Creo que es algo fundamental en todos los productos, y también en el vino. Además, hay que tener en cuenta que la innovación en el viñedo no tiene que suponer perder la identidad del producto. Hay veces que determinadas prácticas son más rentables, pero el resultado no es el deseable. Innovación sí, pero en el tema de producción no tiene que ser peor el remedio que la enfermedad, y que el producto no dé la talla y pierda las características que le han hecho tener ese sello de calidad.