La oferta sobre la empresa triunfa, pero no logra convencer al 14% del capitalMADRID. El presidente de Telepizza, Pedro Ballvé, puede respirar tranquilo. Tras la batalla de ofertas de los últimos meses con Zena y el grupo portugués Ibersol, ha conseguido por fin hacerse con el control de la cadena de comida rápida. La opa que lanzó junto a Permira, una sociedad británica de capital riesgo, ha sido respaldada por el 63,64 por ciento del accionariado. Si a esa cantidad se le suma la participación que tenían ya los hermanos Pedro y Fernando Ballvé, el resultado es que se han hecho con el control del 86,2 por ciento de la compañía. Ballvé y su aliado financiero elevaron su opa hasta 3,21 euros, con lo que valoraron la empresa en 850 millones de euros. El precio es elevado, pero Ballvé se guarda un as en la manga. La oferta se ha lanzado a través de dos sociedades conjuntas con Permira -Medimosal y Foodco Pastries- y su intención es fusionarlas con Telepizza una vez que concluya la operación. ¿Y qué consiguen con eso? Pues traspasar la deuda a la empresa. Y no será pequeña. Según reconocen en el folleto, "tras la reorganización, y sea cual fuere la modalidad finalmente elegida, Telepizza tendrá un nivel de endeudamiento elevado", similar al utilizado para financiar la compra.La cadena ha reducido su deuda desde el año 2000 a razón de entre 25 y 35 millones de euros anuales, gracias a una reestructuración de sus compromisos financieros. Los analistas esperaban que en 2006 Telepizza tuviese en caja 35 millones de euro, pero la realidad es mucho más aplastante. Con los datos de cierre de ejercicio de 2005, la caja actual de la compañía es de 24 millones de euros frente a una deuda el pasado año de 8 millones. Ballvé y Permira consideran que la nueva estructura financiera de la empresa, mucho más endeudada, es asumible y la empresa podrá afrontar con garantías el desarrollo del negocio.