El discurso político en contra de la sanidad privada surgido de las urnas del pasado 24 de mayo se ha impuesto y contagiado a la gestión autonómica hasta tal punto, que son pocos, por no decir que ninguno, los gobiernos que se atreven a apoyar y defender abiertamente los distintos modelos de colaboración público-privada. Malas noticias para la Sanidad y un sector hospitalario y asegurador obligado a reducir su dependencia pública al frenarse en seco el negocio concesional, primero en la Comunidad de Madrid y ponerle fecha de caducidad en la Comunidad Valenciana. Otro tanto está ocurriendo con la asfixia financiera que está sufriendo el modelo de mutualidades, los retrasos crónicos en los pagos o el recorte en los conciertos públicos de actividad sanitaria. Sólo un 58 por ciento de las clínicas y hospitales privados mantienen conciertos públicos en 2015, frente al 70 por ciento que lo hacía dos años antes, según la última encuesta de la Federación Nacional de Clínicas Privadas. Las movilizaciones políticas han acabado así por dañar las expectativas de futuro de un sector que, a pesar de todo, se las ha ingeniado para seguir creciendo y que no renuncia a desempeñar el papel clave que le corresponde en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Tanto hospitales como aseguradoras han seguido tirando al alza de sus ingresos, apoyadas en un modelo basado en la calidad, la accesibilidad y la transparencia y miran con optimismo el cierre de ejercicio. Casi el 25 por ciento de la población dispone de una póliza médica privada en España. El seguro de salud registra una subida de los ingresos por primas imputadas del 3,31 por ciento hasta septiembre, en relación con el mismo periodo del año anterior, lo que de nuevo impulsará las cuentas de un sector que lideran Adeslas, Sanitas y Asisa, y que cerró con unos ingresos por la venta de pólizas médicas de 7.181 millones de euros en 2014, un 3,52 por ciento más que el año anterior. Para seguir impulsando este proceso de crecimiento sin sacrificar la calidad, los grandes grupos de hospitales han continuado este año su batalla por ganar tamaño para disponer de mayor margen de maniobra respecto a las aseguradoras, dentro de un mercado que domina Quirónsalud y que requiere de los centros de especialización para seguir compitiendo por atraer nuevos clientes privados, en especial el paciente internacional, donde todas las compañías tienen un enorme recorrido. Acreditaciones de calidad como la QH del IDIS son una garantía de que los centros cumplen criterios de seguridad y que se auditan sus resultados de cara a atraer turismo sanitario. El sector privado es también consciente de que el volumen de actividad y número de pacientes que atiende lo convierten en estratégico y en único socio aliado si se quiere afrontar con éxito el reto demográfico y la incorporación de innovación tecnológica y científica que requiere el SNS en el futuro.