La banca extranjera y el ICO rechazan darle los 1.500 millones necesarios para cerrar la operaciónLa sevillana acelerará la venta de activos y sufrirá una rebaja de su calificación crediticiaEl Grupo Gestamp, a través de Gonvarri Steel Industries, no entrará finalmente en el capital de Abengoa, cuyo futuro pende ahora de un hilo y la sombra del preconcurso de acreedores está más cerca que nunca. La empresa propiedad de la familia Riberas ha chocado de frente con la banca extranjera en su intento por conseguir un importante paquete de apoyo financiero para garantizar la viabilidad del grupo sevillano, según explican a este diario fuentes financieras. El pasado 9 de noviembre, Gonvarri anunció su compromiso, con el beneplácito de Inversión Corporativa, la sociedad a través de la que los Benjumea y otras familias ostentan el 57,4 por ciento de Abengoa, para acudir a un primer aumento de capital de la andaluza con 250 millones. Con posterioridad, la firma también asumiría alrededor de 100 millones de una nueva ampliación de 400 millones. De esta forma, inyectaría 350 millones para hacerse con el 28 por ciento de Abengoa y desbancar a los Benjumea, fundadores de la firma, como primeros accionistas. Los Riberas se harían, además, con cuatro asientos, sobre un total de 13, en el consejo de administración de la compañía sevillana. Pero el acuerdo entre los Benjumea y los Riberas, auspiciado por el Banco Santander, la entidad más implicada en el endeudamiento de Abengoa, guardaba una serie de condicionantes que no han podido cumplirse. La fundamental es la referida a la solicitud a los bancos de una línea de liquidez de entre 1.000 y 1.500 millones de euros. De ellos, la banca española debía aportar 500 millones, la extranjera otros 500 millones y el Instituto de Crédito Oficial (ICO), 500 más. Sin embargo, las entidades foráneas, entre las que sobresalen HSBC, Citi, Bank of America, Crédit Agricole y Société Générale han dicho no. Tampoco el ICO estaba dispuesto a asumir un esfuerzo de tal magnitud y su aportación se limitaba a menos de 100 millones. La operación de Gonvarri contaba además con los beneplácitos políticos necesarios pero la negativa de la banca extranjera ha acabado arrastrando a las entidades españolas y haciendo embarrancar la operación que supone, tal y como ya reconocía el auditor de Abengoa -Deloitte- poner en duda la viabilidad de la compañía. Gonvarri pretendía crear un importante grupo de ingeniería, especializado en proyectos llave en mano. La intención era refozar las sinergias de sus negocios y con el apoyo, hombro con hombro, de la banca relanzar la empresa en los próximos dos años. Su entrada además permitiría a la vez mejorar la situación de Abengoa Yield, cuyo futuro también atraviesa serios problemas por la dificultad para cumplir con el plan de venta de activos (ROFO) por parte de la matriz. Entre los planteamientos realizados por el grupo Gonvarri, tal y como adelantó elEconomista, figuraba cambiar el plan de desinversiones que la banca pactó con Abengoa y aplazarlo hasta 2017 al tiempo que revisar los activos incluidos. La intención de Gestamp era mantener los más importantes y estratégicos para el futuro y evitar vender los restantes con precios de derribo por el corto plazo otorgado para las desinversiones. Ampliación de capital Abengoa tendrá que retomar ahora con rapidez los planes de desinversión para lograr dinero rápido y tendrá serios problemas para cubrir la ampliación de capital. El próximo lunes, de hecho, tenía prevista la Asamblea de bonistas. La situación ahora, por tanto, vuelve al estado previo a la irrupción de Gonvarri. Así, por el momento, Abengoa intentará sacar adelante una única ampliación de 650 millones, aprobada por la junta el 10 de octubre y que está garantizada por HSBC, Santander y Crédit Agricole. Los Benjumea se comprometieron a asumir 120 millones y el fondo Waddell & Reed, 65 millones. Moody’s alertó la pasada semana de que rebajaría la calificación crediticia de Abengoa si el acuerdo con Gonvarri no llegaba a buen puerto. La compañía sevillana registró en el tercer trimestre un flujo de efectivo negativo de 510 millones, que les ha conducido a una severa disminución de las fuentes de efectivo disponibles a corto plazo, dejándolas en apenas 346 millones. La agencia consideraba que esta cantidad es insuficiente para la compañía y añadía dudas sobre la ampliación planteada. La salida de caja casi elimina completamente el efecto positivo de la emisión de 620 millones (neto de honorarios), y supone una presión adicional para Abengoa, que tendrá que buscar dinero en fuentes alternativas, como la venta de activos y nuevos compromisos con su bancos para los dos trimestres próximos. A esta situación se suma la pérdida de confianza de los bancos en los gestores de Abengoa tras el retraso en la presentación de sus resultados.