E l creciente ratio de devoluciones por parte de los usuarios, especialmente motivado por el auge del eCommerce, ha obligado a las compañías del sector TIC a trazar nuevas estrategias para la gestion de alto volumen de producto tecnológico que puede reintegrarse en la cadena de reventa en ocasiones y, en otras, han de desecharse por diferentes causas, como mal funcionamiento o componentes defectuosos. En paralelo, han de garantizar la recogida y el reciclado de los dispositivos obsoletos. Una basura tecnológica que, ante los cada vez más cortos ciclos de vida de estos productos, alcanzará, según la StEP*, un volumen de 65,4 millones de toneladas métricas en 2017. Para que nos hagamos una idea de a qué magnitudes nos enfrentamos, si esta cantidad de deshechos tecnológicos se cargara en camiones de 40 toneladas alineados, la fila de vehículos cubriría tres cuartas partes del perímetro del globo terráqueo. En este contexto, las compañías del sector TIC necesitan desarrollar una logística que garantice la optimización del proceso completo teniendo en cuenta todas las variables y sus combinaciones. Una plataforma logística integrada, que abarque desde el almacenamiento hasta el envío a destino final, pasando por la gestión de inventario, el servicio al cliente, el reciclaje, la reparación, el transporte, las operaciones de logística inversa y la gestión de material; que mejore, además, la visibilidad de toda la cadena de suministro y la trazabilidad del producto, reduciendo al mínimo el riesgo de daños y pérdidas de piezas en tránsito. Se trata de una logística muy compleja, que exige una cadena de suministro especializada, flexible e integrada. Hacerlo autónomamente requiere una ingente inversión de tiempo y recursos por su parte, y con un amplio margen de error ya que no son labores que entren dentro de sus competencias. La opción por la que optan mayoritariamente es delegar estas funciones en un proveedor externo de servicios logísticos. En DHL trabajamos con las compañías más representativas del sector TIC en los cinco continentes y tenemos numerosos casos prácticos que demuestran la idoneidad de optar por la especialización en este área. Entre los ejemplos más recientes podemos referir nuestra experiencia con uno de los mayores proveedores de servicios de televisión por satélite del mundo, que necesitaba optimizar sus operaciones para, entre otras cosas y en tiempo récord, tomar ventaja de la enorme demanda de servicios de reparación generada por el boom del mercado de las televisiones de alta definición. En primer lugar era necesario reducir el coste de reparación por unidad, que era demasiado alto; requería, además, ejecutar un mayor número de reparaciones, marcando un ambicioso objetivo trimestral inicial: 15.000 servicios -con sus correspondientes recogidas y entregas de producto-. Otro elemento clave de su estrategia de crecimiento pasaba por integrar en sus plataformas globales de logística y transporte tanto todos los procesos inherentes a devoluciones de producto como las operaciones ligadas al área de reparación. En colaboración con DHL como un único proveedor se simplificó el proceso y, entre otras métricas, la compañía ha podido alcanzar no ya los 5.000 equipos mensuales que inicialmente se propuso, sino llegar a los 7.000; más de 21.000 al trimestre, y todo en menos de dos años. Hablamos de una mejora del 40 por ciento en la productividad y un impacto inmediato en los positivos niveles de satisfacción de sus usuarios. Definitivamente, las tecnológicas se están replanteando seriamente sus cadenas de suministro y han descubierto el enorme valor que aporta una correcta asociación con compañías expertas en logística global que cuentan con la experiencia, las herramientas y los recursos apropiados para gestionar de forma eficiente el flujo de devoluciones y/o basura tecnológica; y aprovecharlo, además, como nueva fuente de ingresos.