Las tecnológicas atesoran un conocimiento tan exhaustivo de los usuarios que destruye la intimidad El Gran Hermano tecnológico vigila a los usuarios desde todos los resquicios. Asustaría descubrir las posibilidades que disponen Google o Facebook si quisieran realizar un perfil minucioso de cada usuario. El buscador, por ejemplo, tiene acceso a los correos del Gmail, además de la navegación web por Android, la consulta de las aplicaciones móviles de su tienda, los comentarios en redes sociales, el histórico de las compras o los viajes en avión, además de las descargas o trayectos en coche o a pie. Facebook, también propietario de Whatsapp, podría realizar otro tanto con los gustos y disgustos de cada internauta. El siguiente objetivo será la identificación y geolocalización a través del rostro. A las miles de cámaras que siguen el rastro de los movimientos de cada ciudadano se une también la inocencia de los internautas. Y es que la costumbre de etiquetarse en las fotos que se comparten en las redes sociales no ayuda para nada a preservar esa privacidad. El reconocimiento facial se ha convertido en una prioridad para compañías comerciales, como Facebook y Google por un lado, y para las policías y cuerpos de seguridad, por otro. A los primeros les permitiría multiplicar la ingente cantidad de datos e información que ya manejan de los usuarios como potenciales consumidores. A los segundos, les facilitaría mucho las cosas a la hora de detectar posibles amenazas, localizar a fugitivos, reducir el nivel de alarma... Pero el azar es caprichoso y, en este caso, la naturaleza quiere ponérselo muy difícil a la tecnología. No hay dos iguales El hecho de que no haya dos rostros iguales en el mundo está complicando mucho la labor de los ingenieros para rematar sus sistemas de reconocimiento facial. Las grandes compañías de Internet llevan años invirtiendo sumas millonarias para dar con el sistema que identifique a cualquier persona por una simple imagen. El objetivo es emular el cerebro humano. Y no van mal encaminados, pues han calculado que las personas reconocemos a alguien con un 97,53 por ciento de efectividad. Pues bien, esos sistemas en prueba han logrado ya una efectividad del 97,25 por ciento. Para ello, según cuentan sus responsables, han tenido que realizar un modelado explícito en 3D en nueve capas, que integran la friolera de más de 120 millones de parámetros. En el caso de Facebook, explican que han entrenado este modelo utilizando el mayor conjunto de datos facial obtenido hasta la fecha. Lógico, si tenemos en cuenta que, haciendo honor a su nombre -libro de las caras- de cada usuario obtienen unos cuantos retratos entre los que elegir para compararlos. Así que han tirado de archivo y han aprovechado que las fotos que colgamos en la principal red social pasan a ser propiedad de ellos (¿o acaso no leíste las cláusulas antes de abrir el perfil?). Para empezar, ha sido suficiente con cuatro millones de imágenes etiquetadas que pertenecían a 4.000 personas. De esta manera, de cada individuo a reconocer manejan mil imágenes para comparar distintos rasgos. “No queremos imaginar lo que supondría para Facebook acceder a esa información, poder saber qué hacemos y dónde estamos en cada momento, realizar ese seguimiento de nuestra vida real para detectar conductas, hábitos sociales, intereses reales...” adelanta Javier Sirvent, technlogy evangelist. Pero el equipo de inteligencia artificial de Facebook, liderado por Yann LeCun, no quiere sembrar alarmas. “Estas empresas actúan dando pequeños pasitos y, según sea la reacción de la gente, van por un camino o por otro”, recuerda Sirvent. En este sentido, Facebook ya activó su servicio de etiquetado automático de imágenes, pero decidió retirarlo a las pocas semanas por el desconcierto que provocó. Según LeCun, “no veremos esta nueva tecnología en uso hasta que las personas estén listas para aceptar nuestra realidad”. Y es que te pueden reconocer incluso viéndote de espaldas. En una entrevista con Yahoo, alegaba que se trata de un “experimento científico”, algo que nos hace quedarnos mucho más tranquilos. “Publicamos todo lo que hacemos para que lo vea la comunidad de investigación. Estamos intentando que la ciencia avance”, añadía. En aquel reciente encuentro, el jefe de inteligencia artificial de Facebook admitía que ya son capaces de reconocer a alguien incluso con la cara medio cubierta por el pelo, una gorra... Para llegar hasta ese punto, han estudiado también su complexión, su ropa, su estilo... “Los productos de reconocimiento facial han sido lanzados en la mayoría de los países, pero no en lugares donde las personas se sienten incómodas con esa aplicación” explicaba. “No queremos que la gente se enfade y, por este motivo, hemos preferido no implementar el reconocimiento facial en Europa, donde los usuarios no se sienten bien con esta tecnología”, añadía. Facebook versus FBI Esa gran base de datos permite hablar del sistema de reconocimiento facial de Facebook como aún mejor que el que pueda manejar el FBI. No sería de extrañar si tenemos en cuenta el archivo que maneja Facebook es de 1.500 millones de ciudadanos de todo el mundo. Tampoco se queda atrás Google, sobre todo a partir de su última aplicación lanzada para Android, Google Fotos. Basta con subir a esta nube todas las imágenes y quedarán catalogadas por cuanto aparezca en ellas e incluso por emociones. Si aceptamos que Google modifique el tamaño de la imagen, nos dará a cambio espacio ilimitado para esa nube. “Estas empresas funcionan así: primero te dan un buscador, luego una cuenta de correo electrónico, luego los mapas, más tarde la nube... ahora esto, y a cambio pues siguen administrando toda la información posible sobre cada usuario”, recuerda Sirvent, que reconoce haber subido a Google Fotos 30.000 imágenes. ¿El motivo? “Por la sencilla razón de que al final compensa lo que te ofrecen con lo que te piden”, se justifica.