Una simple frase de una Reina, por espontánea que sea, tiene en los medios gran repercusión. La semana pasada se celebraba el Día de la Banderita de Cruz Roja. Como es tradición, doña Letizia presidió su mesa. Una madre se le acercó con una bebé y la reina la tomó en sus brazos. La pregunta inevitable fue si su majestad se planteaba buscar un hermanito para Leonor y Sofía. La respuesta de la reina fue: "De momento, no", lo cual significa que no cierra la puerta a un tercer embarazo. Si el Rey y la Reina informaran de que esperan un hijo, y no digamos un hijo varón, las consecuencias serían imprevisibles. En España la norma hereditaria impone al varón sobre la mujer en la sucesión al trono y automáticamente la princesa de Asturias dejaría de serlo en favor de su hermano. Una humillación para las mujeres. Esta ley choca contra la esencia misma de la democracia y la igualdad. Toda la clase política está de acuerdo en que hay que derogar una disposición obsoleta, pero ningún Gobierno se ha atrevido a poner en marcha el trámite. Se trata de reformar la Constitución y se haría por el llamado "procedimiento agravado", ya que afecta a la definición del Estado. Se requiere el acuerdo de la mayoría de dos tercios del Congreso y del Senado, la disolución de las Cortes, elecciones generales y la convocatoria de un referéndum de ratificación de la nueva norma. Esa circunstancia podría ser aprovechada por alguna autonomía para reclamar independencia u otro modelo de Estado. La reina, que es periodista y entiende cómo funcionan los medios, debe saber que una frase suya como ese "de momento" puede encender la mecha de la incertdumbre. Inoportuno e innecesario.