Fitch considera que el tributo por activos fiscales diferidos (DTA por sus siglas en inglés) que la banca española pagará para computarlos como capital de máxima calidad tendrá un impacto "muy modesto" en los beneficios de las entidades, incluidas las medianas, con mayor cantidad en sus balances. La agencia de calificación de riesgos argumenta que el impuesto será "manejable" ante las mejores perspectivas de la economía española. Ahora bien, Fitch advierte de que la banca mediana aún está "en apuros" para elevar sus ganancias, especialmente ahora que se agotan los beneficios por las subasta de liquidez del BCE y el carry trade. La banca española tendrá que tributar el próximo año por 419 millones de euros para poder computar como capital de máxima calidad activos fiscales diferidos por valor de 28.000 millones de euros.