La compañía se desplomó un 18,6% en bolsa al reconocer haber falseado los datos de contaminación"Escándalo", "catástrofe", "desastre"... La prensa alemana busca palabras para describir el impacto que la crisis de Volkswagen ha causado en la sociedad. El mayor fabricante automovilístico del mundo, símbolo de la solidez de la industria germana, dejará de vender automóviles de las marcas Audi y VW con motor diésel de cuatro cilindros en Estados Unidos, tanto nuevos como usados. La compañía anunció ayer esta medida después de que este fin de semana se haya destapado que ha estado manipulando los datos de emisiones contaminantes. Los dos modelos representaban el 23 por ciento de las ventas de Volkswagen en Estados Unidos, donde vendió un total de 240.000 vehículos de enero a agosto. La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de EEUU y el estado de California acusaron el sábado a Volkswagen y Audi de trucar sus coches para superar los controles ambientales. La EPA asegura que los vehículos de entre 2009 y 2015 propulsados por un motor diésel de cuatro cilindros del Grupo Volkswagen incorporan un software que evita las regulaciones sobre emisiones de contaminantes y ordenó llamar a revisión a casi medio millón de coches diésel. La empresa, con sede en Wolfs- burgo, admitió el domingo a través de un portavoz que efectivamente ha habido manipulación. El presidente ejecutivo de la compañía, Martin Winterkorn, prometió que la directiva hará todo lo posible por aclarar el caso y cooperar con las autoridades estadounidenses. Los modelos que serán sometidos a revisión son las versiones de cuatro cilindros del Jetta, Beetle, Audi 3, Golf y Passat. Según la EPA, estos modelos emiten hasta 40 veces más contaminantes que lo permitido. "Es una violación muy seria, es ilegal y una amenaza para la salud", señaló la agencia. Volkswagen ha ordenado una investigación externa acerca de esta cuestión para esclarecer lo ocurrido, según ha explicado en Winterkorn. "Lamento profundamente que hayamos defraudado la confianza de nuestros clientes y a la opinión pública", señaló el máximo directivo en un comunicado emitido el pasado domingo en la sede de Wolfsburgo. "Los acontecimientos tienen la más alta prioridad para la junta directiva y para mí personalmente". La multa máxima a la que puede enfrentarse la marca automovilística en EEUU asciende a 18.000 millones de dólares (unos 16.000 millones de euros), 35.700 dólares por cada vehículo fraudulento. Se trataría de la sanción más grave que ha pagado nunca una empresa alemana en Estados Unidos. Al golpe económico hay que añadirle el daño incalculable que este escándalo supone para el fabricante de automóviles. Caída en la bolsa El escándalo se vio reflejado ayer en la Bolsa de Valores de Frácfort, sobre todo en las primeras horas del día, donde las acciones del gigante automotor alemán sufrieron su peor caída en 7 años y precipitaron la bajada del selectivo Dax. Unos 20.000 millones de euros de la capitalización bursátil del grupo se habían esfumado pocas horas después de la apertura de los mercados. El índice Dax para los 30 principales valores de Alemania cedió en los primeros minutos un 0,2 por ciento y amplió las pérdidas de 3 por ciento del pasado viernes. Finalmente, las acciones de Volkswagen cerraron la sesión bursátil de ayer con una caída del 18,6 por ciento, hasta 132,2 euros por título, con lo que la capitalización de la compañía se ha reducido en 14.470 millones de euros, hasta 63.330 millones. Las fuertes caídas bursátiles de la compañía arrastraron al resto del sector. Así, BMW se dejó un 3,2 por ciento y Daimler un 3,7 por ciento. El Dax logró cerrar la jornada con una ligerísima subida del 0,33 por ciento, hasta los 9.948,51 puntos. El Gobierno alemán pidió este lunes información a la compañía para comprobar si en Alemania se ha producido una manipulación similar en los controles de contaminación. "Esperamos que los fabricantes de automóviles nos proporcionen información fiable para que la KBA, la autoridad competente, pueda verificar si manipulaciones comparables a las de EEUU tuvieron lugar en Alemania o en Europa", dijo Andreas Kübler, el portavoz del Ministerio de Medio Ambiente. De hecho, de los 10 millones de coches diésel vendidos en todo el mundo, 7,5 millones fueron adquiridos el año pasado por los consumidores europeos. Pero los límites para los óxidos de nitrógeno son mucho más bajos en Europa que en los Estados Unidos. Mientras que en el Viejo Continente se permite un máximo de 80 miligramos por kilómetro, la Agencia de Protección Ambiental norteamericana ofrece un límite de 70 miligramos por milla (unos 1,6 kilómetros). La noticia produjo una conmoción en la industria, volcada estos días en el Salón del Automóvil de Frácfort que se celebra hasta el 27 de septiembre. El vicecanciller, Sigmar Gabriel, se ha mostrado preocupado por la reputación de Volkswagen y de la industria automovilística alemana en su conjunto, aunque se mostró convencido de que se trata de una "penosa excepción" y que "la empresa es rápida y resolverá completamente el caso y reparará los posibles daños". Un 'software' fraudulento Las autoridades estadounidenses revelaron que el fabricante alemán había instalado en casi medio millón de vehículos un programa informático capaz de detectar el momento en que eran sometidos a un test oficial de control del medio ambiente. El software activaba durante los exámenes un mecanismo interno que limitaba la emisión de gases contaminantes y permitía al vehículo pasar el control sin problemas y obtener un certificado de conducción ecológica. Una vez finalizado el control, el mecanismo se desactivaba. El vehículo liberaba entonces gases contaminantes adicionales, como dióxido de nitrógeno.