La planta del grupo en Vicaya, en la que trabajan 194 personas, tiene beneficiosMADRID. La consejera de Industria del Gobierno Vasco, Ana Aguirre, no ocultó ayer el profundo malestar del Ejecutivo vasco por el anuncio de la multinacional Reckitt & Benckiser de cerrar su fábrica de Güeñes (Vizcaya) a pesar de que la factoría es rentable. Se trata de una decisión "irrevocable" que dejará en la calle a sus 194 trabajadores.Aguirre manifestó que se trata de una "deslocalicazación de libro" y reconoció que esta "mala noticia" le llegó, al igual que a los trabajadores de la planta, sin previo aviso. Destacó que "una partida de ajedrez, no se empieza con un jaque" y advirtió que antes de que el cierre sea una realidad la autoridad laboral y el Gobierno vasco "tienen mucho que decir". Por ello, ha solicitado a la dirección de la compañía una reunión urgente para analizar la situación. La consejera reconoció que Reckitt recibió ayudas de la administración vasca en 1994, pero puntualizó que hasta el momento la multinacional había tenido un "comportamiento modélico" y que habría cumplido con todos sus compromisos de empleo e inversión. Reckitt & Benckiser, fabricante de las marcas como Colón, Flor, Calgonit, Veet, tiene otra fábrica en Granollers y sus oficinas centrales en Barcelona, en las que trabajan otras 610 personas. En principio ni la actividad de la planta catalana, ni de sus trabajadores, se verá afectada por el cierre de su filial vasca. Pero tampoco se beneficiarán del abandono de su actividad, ya que su producción se trasladará a otras factorías situadas en Polonia, Inglaterra y Portugal. La dirección mantendrá el viernes un encuentro con el comité de empresa de la fábrica de Güeñes para explicarles el proceso y buscar las salidas laborales "menos traumáticas". Los sindicatos mostraron su indignación por la destrucción innecesaria de 194 puestos de trabajo.