El sector ve difícil el pacto y prevé una ley para comisiones en estos dispositivosEl Banco de España propinó ayer un puñetazo encima de la mesa en la batalla abierta por Caixabank en el cobro de comisiones a no clientes por el uso de su cajeros y que emularán el Santander y BBVA. El organismo dirigido por Luis María Linde entiende que extraer efectivo de un terminal es un solo servicio y conminó a la industria a que "adopten las medidas necesarias" para evitar el doble cargo. Cada vez que un usuario de tarjetas acude a un dispositivo, su banco paga al dueño de la máquina una tasa de intercambio, que oscila entre el 0,65 y 0,75 por ciento de la suma dispuesta. El banco repercute o no, de manera discrecional y según vinculación, esa tasa al cliente. La iniciativa de Caixabank de cobrar dos euros hizo saltar las alarmas en el supervisor, que lo interpreta como un doble cargo ilegal. Para zanjar la disputa, el banco catalán decidió dejar de gravar la tasa de intercambio al banco del cliente. Topó con la oposición del resto de entidades, disconformes con suprimir una tarifa que les da ingresos. La práctica está bajo análisis de los organismos de Competencia de Europa y España, sin que haya disuadido de su aplicación. No en vano, tras unirse BBVA y el Santander, y conocer su estudio por el Sabadell y Popular ha sido cuando el supervisor irrumpe formalmente en la polémica situación, denunciada por abusiva por asociaciones de consumidores como Facua, Adicae y OCU. Sin inclinarse por una comisión u otra, conminó a la industria a que busque la manera para garantizar que haya un solo cargo a través de sendos escritos dirigidos a las patronales de bancos (AEB), cajas de ahorros (CECA), rurales (Unac), financieras (Asnef) y entidades de pago (Anaed). Las comisiones son libres y el Banco de España carece de poder para regularlas. Sin embargo su departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones se ha reforzado con poderes supervisores, y un reiterado incumplimiento es susceptible de enfrentarse a la apertura de expedientes donde caben sanciones tipificadas en la ley de Supervisión y Solvencia. Caixabank, el Santander y BBVA alegan que hay doble servicio: el emisor de la tarjeta facilita el proceso para que su cliente pueda utilizar otro terminal y el dueño del cajero por entregar el cash. Las tres entidades defienden el deseo de ofrecer a sus clientes un servicio diferencial que resulta costoso -Caixabank recordó ayer haber invertido 500 millones en la renovación de equipos y BBVA dijo que le cuesta 20 millones al año-, y alguna apeló a la existencia de estas tarifas en Estados Unidos. En la iniciativa subyace dificultar el aprovechamiento de la red de entidades que hacen de la gratuidad un plus de su servicio, sin contar apenas con cajeros -ING Direct, Evo Banco o Bankinter-. El toque del supervisor enfría que otros se sumen. El Popular reconoció ayer que esperará a ver la evolución antes de decidir. El Sabadell también lo sopesa, mientras Bankia y Bankinter lo descartaron. Fuentes de la industria de pagos apuntan la extrema dificultad de poner de acuerdo a las entidades y ven difícil, incluso, su fijación dentro de los sistemas (Servired, 4B y Euro6000) porque eso ahora ya no basta. De esta batalla, algunos expertos auguran que saldrá la primera normativa sobre cajeros si fracasa la autoregulación. Países como Portugal prohibieron el cargo directo al usuario por el dueño del cajero y en Reino Unido está vetado en ciertas situaciones y colectivos.