El crédito puente de 7.000 millones gira sobre un fondo con el aval del Presupuesto Grecia se alejó ayer varios pasos del borde del barranco. Tras días de alta tensión y desconfianza total entre ambos lados, el Gobierno de Alexis Tsipras encontró la cobertura política imprescindible desde el otro lado para llevar a buen puerto el complicado acuerdo alcanzado con los líderes de la eurozona, un pacto con el que evitar su salida del euro. El Eurogrupo aprobó arrancar las negociaciones con Atenas para un tercer rescate y cubrir sus necesidades financieras durante los próximos tres años. Aunque su agujero rondará los 86.000 millones de euros, según estimaron los líderes, el préstamo de los europeos a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), se quedará en alrededor de los 50.000 millones de euros, según comentó en una entrevista su responsable, Klaus Regling. La decisión del Eurogrupo llegó casi al mismo tiempo que el Banco Central Europeo (BCE) decidió aumentar en 900 millones de euros la liquidez de emergencia para los bancos griegos, en una decisión que prueba la voluntad de su presidente, Mario Draghi, de estirar su mandato para mantener a Grecia en la eurozona. "Actuamos dentro de nuestro mandato y continuaremos haciéndolo, bajo la asunción de que Grecia permanece en la eurozona" dijo, a pesar del continuo cuestionamiento de este principio por parte del todopoderoso ministro de Finanzas alemán, Wolf- gang Schäuble y la canciller alemana Angela Merkel, quienes no descartan un Grexit temporal. Primeras buenas noticias Grecia y sus acreedores han mantenido una relación ciclotímica las últimas semanas. Y ayer el ánimo estuvo en el lado positivo, gracias a la crucial aprobación del Parlamento heleno del acuerdo con la eurozona y del primer paquete de medidas, incluyendo reformas en IVA y pensiones. "El Parlamento griego dio un paso importante para restaurar la confianza con los socios internacionales de Grecia", dijo la portavoz comunitaria Annika Breidt-hardt. Las instituciones concluyeron tras el voto que Grecia aplicó legalmente el primer paquete de requerimientos de los acreedores de una manera "puntual y en general satisfactoria", añadió. Tras este visto bueno, y con el esperado aprobado del Bundestag alemán que llegará hoy, dado el respaldo de la gran coalición, los ministros de Finanzas del euro decidieron abrir la discusión para este programa de rescate hasta 2018. Sólo queda pendiente la autorización procedimental del consejo de Gobierno del Mede, formado también por los ministros de Finanzas del euro, para empezar las negociaciones de la dura condicionalidad asociada al programa, el llamado memorando de entendimiento. Los europeos recordaron que todavía quedan importantes tareas en los hombros de Grecia, como retocar algunos puntos sin aplicar correctamente del paquete del miércoles y dar luz verde a un segundo grupo de medida para el 22 de julio. Esta segunda batería incluye la reforma de la Justicia para acelerar los procesos, y la transposición de la directiva de recapitalización bancaria, que implica la participación de los depósitos no garantizados cuando haya que sanear entidades bancarias (bail-in). Es un punto de enorme trascendencia, dado que Grecia podría necesitar hasta 25.000 millones para reforzar su banca tras el daño infligido por el corralito. Visto bueno de los 28 Los socios europeos también alcanzaron un principio de acuerdo para usar un instrumento comunitario (el Mecanismo Europeo para la Estabilidad Financiera), para proporcionar los 7.000 millones de crédito puente que necesita Atenas urgentemente. Ese mecanismo (el EFSM, por sus siglas en inglés) cuenta como aval con el Presupuesto comunitario, por lo que el visto bueno debe llegar de los Veintiocho. Según el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, este principio de acuerdo será ratificado hoy al mediodía por los técnicos de los Ministerios de Finanzas de la UE. Aunque un grupo significativo de miembros de fuera del euro, liderados por Reino Unido, se había opuesto a recurrir a este mecanismo para un socio del euro, al estar respaldado por el conjunto de los fondos de la UE, su oposición ha sido insuficiente al contarse con una mayoría cualificada. Sin estos fondos, el Gobierno heleno no hubiera podido pagar al FMI ni al BCE el próximo lunes, y el Eurobanco se hubiera visto obligado a retirar su liquidez de emergencia a la banca helena. Su colapso y posterior salida de la moneda común hubiera sido cuestión de días. La suma de noticias positivas de ayer, unidas a la llegada del nuevo Tsipras reformador que se quiere deshacer del lastre del ala extrema de su partido, trajo renovado optimismo sobre la posibilidad de que el Grexit se pueda evitar. Para coronar este enésimo cambio de tono, Draghi, que mide como nadie sus palabras, lanzó un importante guiño a Tsipras al decir que "no resulta controvertido que un alivio de la deuda es necesario, la pregunta es cuál es la mejor manera de hacerlo dentro de nuestra legalidad".