El organismo no da créditos a economías cuya sostenibilidad está en entredichoLa institución capitaneada por Christine Lagarde ha decidido cubrirse las espaldas y presionar a la eurozona, especialmente a Alemania, para llevar a cabo una reestructuración de la deuda griega. Después de filtrarse el martes el polémico documento interno donde se estima que el ratio de deuda con respecto al PIB del país heleno podría alcanzar el 200 por ciento durante los próximos dos años, el Fondo Monetario Internacional (FMI) podría sufrir un conflicto de intereses a la hora de participar en un tercer programa de rescate para el país. De no llevarse a cabo una reestructuración considerable, o bien, si se ofreciera al Ejecutivo heleno un periodo de gracia de 30 años antes de comenzar a pagar sus deudas con Europa, deberán hacer transferencias anuales a Grecia o aceptar profundas quitas en los préstamos existentes según el Fondo pudiendo así tener excusa para no verse en la obligación de ofrecer nuevas ayudas a Grecia. El marco regulatorio del organismo internacional, con sede en Washington, no permite ofrecer líneas de crédito a países cuya sostenibilidad a largo plazo no esté garantizada. Con este mensaje, además, Lagarde y sus funcionarios ponen aún más presión sobre la votación de el nuevo programa para Grecia en el Bundestag, el parlamento alemán, que debería llevarse a cabo mañana viernes. Por su parte Berlín, que da mucha credibilidad al análisis del FMI, aún creía que podía lograrse la sostenibilidad de la deuda en Grecia a través de reformas estructurales y crecimiento económico. La canciller alemana, Angela Merkel, tendrá difícil defender que su país conseguirá recuperar los 57.000 millones de euros expuestos a Grecia sin una reestructuración al uso de la deuda. Sin embargo, tampoco será una tarea fácil justificar un tercer programa de ayudas que no cuente con la colaboración del FMI. Alemania no es la única que se opone a una quita clásica de la deuda helena, que según Merkel es ilegal bajo el Tratado Europeo, países como España, Portugal o Irlanda, que también han sufrido ajustes y han conseguido enderezar su situación, no quieren perder dinero con su exposición a las ayudas griegas. En estos momentos, Lagarde va a tener muy difícil justificar ante el Comité Ejecutivo del Fondo una nueva línea de ayuda a Grecia. El país acumula ya una mora de 2.000 millones de euros con la entidad, de la que todavía se desconoce su posible resolución y con la que el lunes 20 vence el primer mes desde su primer impago. El secretario del Tesoro de Esatado Unidos, Jacon J. Lee, viajará esta semana para reunirse con sus colegas de la Unión Europea y tratar el tema de Grecia, pues no olvidemos que este país es el mayor donante del FMI, y ha presionado a Europa para que imponga alivios sobre la deuda helena, sin embargo, como ya vimos durante las negociaciones del pasado fin de semana, esta opción no será debatida, al menos, de momento. Otros miembros como India, Brasil o China ya criticaron el primer rescate en 2010, por lo que la última actualización podría considerarse como la excusa perfecta para frenar cualquier tipo de ayuda adicional al país heleno.