Mantiene los 89.000 millones del ELA, pero las entidades helenas tienen ya menos de 800 millonesEl Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantenerse a la expectativa a ver cuál es el resultado definitivo de las negociaciones entre Atenas y Bruselas. Con todas las idas y vueltas que han dado las conversaciones, la entidad con sede en Fráncfort ha optado por la prudencia. ¿Qué significa esto? Que ayer decidió mantener sin cambios la liquidez de emergencia que tiene puesta a la banca griega, el ya famoso programa ELA. La institución ha rehusado entrometerse en las decisiones de los líderes políticos y desde que el Ejecutivo de Syriza decidiese celebrar el referéndum, no ha vuelto a tocar la liquidez de emergencia. Ayer la volvió a mantener, según filtraron fuentes de la entidad. En total son casi 89.000 millones de euros los que tiene puestos a disposición de las entidades griegas. Tampoco modificó el tipo de recorte que aplica para descontar colaterales de activos que tienen los bancos griegos. En otras palabras: el ELA no funciona como liquidez sin contrapartida, sino que se otorga a cambio de un activo subyacente, que actúa como garantía y sobre el valor de este activo, aplica un descuento. En lenguaje técnico, un haircut. Esto es, no entrega liquidez por el cien por cien del precio del colateral, sino que retira un porcentaje, que es este haircut que decidió dejar sin cambios ayer. Esta liquidez de emergencia es la que mantiene al sistema financiero heleno todavía a flote, pero los recursos se terminan. Los bancos acabaron la semana pasada con menos de 800 millones de euros de estos 89.000 millones que ha puesto la institución. Hacia el corralito Antes de que Grecia convocara el referéndum, el BCE había elevado el ELA en cuatro ocasiones en tan sólo una semana. Los bancos griegos sufrían una huida masiva de depósitos ante la falta de acuerdo en Bruselas y la proximidad del primer vencimiento de deuda que el país no pagaría: los 1.600 millones de euros que debía abonar al FMI el 30 de junio. En el fin de semana en el que el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, anunció que convocaba el referéndum, el BCE decidió congelar el ELA. Esta decisión condenaba directamente a Grecia a cerrar sus bancos y elevaba la presión sobre el Ejecutivo para aceptar un acuerdo. El corralito empezó el lunes 29 de junio y lleva ya dos semanas activo. Desde entonces, los miembros del Consejo de Gobierno de la entidad se han reunido en numerosas ocasiones, y en todas ellas ha optado por mantener sin cambios la liquidez de emergencia. El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, endureció su discurso el domingo. Pasó de mantener una postura neutral respecto a la liquidez de emergencia a Grecia a reclamar algún "compromiso político" para mantener la liquidez de emergencia. Una amenaza en toda regla para cualquier buen entendedor. No pasaron ni 24 horas y Draghi ya tenía su compromiso sobre la mesa en forma de un principio de acuerdo entre los líderes europeos. ¿Próxima reapertura? El escenario griego puede entrar en una nueva fase si finalmente se aprueba un tercer rescate. A medida que se vayan dando los pasos apropiados, el BCE tendrá que empezar a levantar las restricciones de liquidez que aplica a las entidades del país, eso sí, siempre que considere que las entidades son solventes. El primer paso es descongelar la liquidez de emergencia y volver a aumentar el ELA. En segundo, volver a aceptar los colaterales de deuda griega para las operaciones ordinarias. Y el último es empezar a comprar bonos de Grecia con el QE, que es del único país de la eurozona que no está comprando. ¿Suficiente para levantar el corralito?