La mala noticia: no da ni un euro más, la buena: no retira los que hayLa reunión de no política monetaria que celebró ayer del Banco Central Europeo (BCE) era clave para el futuro de Grecia y del euro. La entidad decidía si mantener la línea de emergencia con la que mantiene viva a la banca griega, si la incrementaba o si la retiraba. Finalmente, optaron por la decisión conservadora y mantuvieron sin cambios la liquidez de este programa, el ELA, en 89.000 millones de euros. Al final, todos contentos. Alemania, porque era su elección y la había hecho pública el día anterior; Grecia, porque permite mantener con vida a los bancos griegos, que de momento no necesitan más liquidez, gracias al corralito y, por último, a los líderes europeos, que les da margen para seguir negociando. Esta vez no hubo un comunicado, como sí hizo el domingo, cuando decidió congelar este programa, y volvió al viejo sistema de las filtraciones a la prensa. También decidió mantener sin cambios el descuento de colaterales que aplica a la banca griega, haircut en inglés. Estas dos decisiones, en conjunto, suponen que el BCE mantiene sin cambios la liquidez que las entidades helenas están recibiendo de Fráncfort. No es suficiente para levantar el corralito, pero permite a la banca del país seguir en pie un día más. ¿Podría elevarlo? Si el BCE hubiese decidido retirar la liquidez de emergencia a Grecia, hubiese empujado a las entidades al abismo. Pero no lo hizo. De hecho, la institución podría estar valorando justo lo contrario, volver a elevar la liquidez de emergencia. Fuentes oficiales de Grecia filtraron ayer a la prensa que el BCE está preparado para subir el ELA cuando sea necesario. Técnicamente siempre está preparado, lo cual no es una gran novedad. La entidad decidió congelar esta partida el domingo, después de que Grecia rompiese las negociaciones con el Eurogrupo.