Standard&Poor´s rebaja la calificación crediticia de Grecia a 'CCC-' con perspectiva negativaLa quiebra de Grecia no es inmediata. Pero si el Gobierno de Alexis Tsipras no abona hoy martes los 1.600 millones de euros que debe al Fondo Monetario Internacional (FMI), su suerte dependerá en exclusiva de la buena voluntad de sus acreedores. Y sobre todo de Christine Lagarde, directora del organismo. Expertos de todo el mundo coinciden en que Grecia no podrá abonar esa cuantía hoy martes. Así lo han destacado BNP Paribas o Banca March,entre otros. Y la agencia Standard&Poor´s se ha adelantado a esa realidad, rebajando la calificación crediticia desde CCC a CCC- con perspectivas negativa. Oficialmente, y al no abonar esos 1.600 millones, Grecia pasaría a una situación de mora. Pero el Fondo podría tardar más de un mes en admitir públicamente que el país heleno ha incumplido sus obligaciones de pago. ¿Por qué? Porque los acreedores institucionales suelen conceder un periodo de gracia de 30 días para que el deudor pague. Sin embargo, y con los mercados mirando a Atenas con lupa, cualquier declaración de Lagarde en un sentido u otro podría ser letal para las finanzas helenas. Bastaría con que la directora del FMI reconociese en público que su paciencia se ha terminado (el abono de los 1.600 millones debió producirse en febrero, pero entonces se decidió una prórroga del rescate a Grecia), para que los mercados condenasen al Ejecutivo heleno a un tsunami inevitable. Y más en un mes, el de julio, en el que el Gobierno de Syriza debe casi 7.500 millones de euros, contando los 1.600 millones de pago al FMI. El 20 de julio tiene que abonar más de 3.300 millones al Banco Central Europeo (BCE), que también concedería un periodo de gracia de 30 días al país heleno en caso de incumplimiento. Pero al margen, tiene que devolver otros 3.000 millones en letras. Y es ahí donde entran en juego los acreedores privados que en su día adquirieron deuda griega: ellos no perdonan y, en caso de impago, la quiebra sería inmediata y sin los treinta días de tregua. Son las agencias de calificación -Standard&Poors, Fitch y Moody´s- las que deciden, y con el acreedor privado no dudan: si hay impago, se declara el default de manera inmediata. En el caso de acreedores institucionales, como los que conforman la antigua troika, suelen respetar el mes de gracia. Deuda inabarcable Desde que FMI, BCE y Unión Europea (UE) aprobaran el primer rescate a Grecia en mayo de 2010, este país ha recibido de las instituciones más de 240.000 millones de euros en ayudas para aguantar su situación. Una cifra muy superior a la del tamaño de su PIB en conjunto, cifrado a finales de 2014 en poco más de 180.000 millones de euros. Como si España, cuyo PIB supera el billón de euros, hubiera recibido un rescate por valor de casi un billón y medio. De poco ha valido hasta ahora ese dinero. Hoy, con un Gobierno de corte populista y de nuevo en recesión, la deuda pública griega se avecina a toda prisa al 180 por ciento de su PIB; el paro supera el 26 por ciento; la fuga de depósitos supera los 40.000 millones de euros este año; y el turismo, principal motor de ingresos del país heleno, va a sufrir las terribles consecuencias de las restricciones de capital anunciadas por el Ejecutivo de Tsipras este domingo. Y todo ello en temporada estival, cuando las islas del Egeo hacen su particular agosto con la llegada de miles de visitantes europeos. Grecia afronta así un verano de infarto. Solo cuatro días después del probable impago al FMI, los ciudadanos decidirán en las urnas si aceptan las exigencias europeas o no. Pero incluso en caso de un sí, unas nuevas negociaciones entre el Ejecutivo de Tsipras y los socios europeos no garantizan una solución: Angela Merkel, Francoise Hollande y el resto de líderes saben que Syriza ha lanzado un órdago poco concebible en lo que aspira a ser una unión política y monetaria.