Sacyr y sus accionistas quieren maximizar el beneficio de sus inversiones. Por ese motivo, la presión que algún banco francés está realizando para tratar de forzar a la compañía a desprenderse de entre un 3 y un 4 por ciento de su participación en Repsol parece abocada al fracaso. No sería muy coherente tener que vender unos títulos que se acaban de refinanciar hace apenas tres meses en un momento en el que la acción se encuentra muy por debajo del valor en libros para la compañía, concretamente, casi cuatro euros por debajo (20 a 16 euros) y en el que los analistas ven margen alcista pese a haber cambiado la recomendación de la petrolera a venta. Sacyr tendrá que lograr un acuerdo con los bancos para darle unas garantías adecuadas a su préstamo por Repsol después de desprenderse de Testa. Para ello son muchas las opciones de que dispone ya que el propio ingreso en efectivo podría servir para otorgar estas garantías necesarias. Además, la constructora tiene un plazo considerable de tiempo mientras acaba de cerrar el acuerdo definitivo con Merlin. Sacyr además deberá resolver en los próximos meses algunas de las disputas que mantiene con el Canal de Panamá y de las que también podría recibir importantes ingresos. Con esta situación parece que Manuel Manrique no tendrá demasiados problemas para alcanzar un acuerdo con la banca. De hecho, las grandes entidades conocían la operación de venta de su patrimonial y la veían con buenos ojos. Hasta el punto que en el momento de la anterior refinanciación no le pusieron pegas a la compañía para que pudiera plantear la venta o la salida a bolsa. Con todo este escenario, Repsol debe tratar a su vez de mejorar su cotización en bolsa. La petrolera tiene que clarificar su estrategia cuanto antes. El consejero delegado, Josu Jon Imaz, se ha dado un plazo demasido largo para dar a conocer los planes de crecimiento y las desinversiones que piensa realizar. No obstante, la estabilidad del dividendo es siempre una garantía adecuada para el crédito otorgado por la banca a Sacyr.