El Instituto Vasco de Competitividad (Orkestra), de la Universidad de Deusto, presentará el primero de julio en San Sebastián el Informe de Competitividad del País Vasco 2015, un profundo análisis que desde 2007 Orkestra realiza cada dos años para comprobar los avances realizados e identificar los nuevos retos que han de hacer frente empresas e instituciones. El título genérico del nuevo informe es la Transformación productiva en la práctica y uno de los varios aspectos que se tratan en lo que respecta al panorama competitivo, es el estado de la Innovación No Tecnológica en las empresas vascas. En este análisis, la foto del País Vasco no es positiva, y tenemos el reto de combinar la innovación tecnológica y la no tecnológica. Mari José Aranguren, directora general de Orkestra y profesora de Deusto Business School, explica que uno de los factores críticos para mejorar en este campo es el impulso de la colaboración. Está de moda decir que hemos salido por fin de la crisis, ¿pero lo hemos hecho reforzados en competitividad? En líneas generales sí; de todas formas cuando entras en detalle (tamaño empresarial, sectores, propiedad, etc.) existen diversas realidades. Seguimos teniendo retos y cosas que mejorar. También se habla de los nuevos sectores en los que debe centrarse la industria vasca, ¿todavía son futuribles o se está ya en acción? Ya estamos andando. Se definieron las prioridades y ya se está trabajando en ellos. Las prioridades industriales vascas están en línea con la estrategia europea RIS 3, de especialización inteligente, y ya estamos avanzando hacia una industria de bienes de equipo que camina hacia la manufactura avanzada, la consolidación y potenciación del sector de la energía, y el desarrollo empresarial de biociencias salud. El avance del Informe de Competitividad que presentarán en julio detecta carencias en Innovación en Euskadi. ¿A qué se debe? Para estar en los nuevos sectores de mayor valor añadido es clave combinar innovación, tanto tecnológica como no tecnológica. En la innovación tecnológica tenemos la de proceso y la de producto. En la primera estamos bien posicionados. En la segunda, en cambio, innovación de producto nuestra posición es más débil. Una de las causas podría ser la alta densidad de empresas pequeñas que son subcontratistas de medianas o grandes; que no tienen producto propio, que sólo hacen una parte del proceso productivo. Esto las hace muy dependientes y les resulta difícil innovar en producto y diversificar. ¿Esto supone que sólo las grandes pueden innovar en producto? No, nada de eso. Las pymes también pueden, pero eso requiere que interactúen, que se relaciones con otros actores del entorno de otra forma. La innovación no tecnológica es fundamental para esto. Los datos parece que tampoco nos sitúan muy bien en innovación no tecnológica... El mercado ha cambiado, se ha pasado de una demanda de producto a una demanda más sofisticada, de soluciones integrales. El comprador quiere despreocuparse, quiere que el producto venga ya con su mantenimiento, su seguridad, su logística e incluso su financiación. Para construir estas soluciones integrales es importante combinar ambos tipos de innovaciones. En nuestro caso, las empresas vascas que desarrollan innovaciones no tecnológicas rondan el 20,3 por ciento, por debajo de la media española (23,4), de países como la República Checa (31,6) y la mitad que en Alemania (47,6). Por ello es importante impulsar, además de la innovación tecnológica, hasta la fecha más apoyada por los programas públicos, la innovación no tecnológica, donde presentamos más debilidades. ¿A qué se debe una diferencia tan grande? La innovación no tecnológica requiere, entre otros factores, cambios en la organización interna de la empresa y el desarrollo de nuevos modelos de negocio. Además, en el caso de las pymes, especialmente las más pequeñas, es crítica la colaboración con otros. Estrategias de colaboración entre las empresas tractoras y pequeñas o que las asociaciones clúster hagan un esfuerzo especial para impulsar la cooperación en las empresas pequeñas facilitarían esto. Internamente, ¿cuáles son los cambios que deben hacer las empresas? Prestar una solución integral requiere una mayor implicación de toda la compañía con dicha solución, y por ende con el cliente. Eso conlleva una relación diferente con los trabajadores. Si consigues enganchar al trabajador se crea un contrato emocional de la persona con el proyecto empresarial, lo que mejora la competitividad. Hay que hacer un cambio de chip y colocar, de verdad, a la persona en el centro de la organización. Esto también requiere personas, que además de capacidades técnicas tenga capacidades de liderazgo, de trabajo en equipo y de moverse en entornos multiculturales y abiertos a los cambios. Frente a la necesidad de incorporar ambos tipos de innovación, ¿cuál es la más urgente? Los estudios muestran que cuando una empresa combina las dos, la innovación tecnológica y la no tecnológica, los resultados son mucho mejores. Por lo que ser capaces de impulsar ambas innovaciones es clave para la competitividad. La innovación no tecnológica implica cambios en la forma de vender. Se dice que la empresa vasca sabe producir, pero no sabe vender... No sé si es acertado decir que no sabemos vender; tenemos muchos casos de empresas que compiten en el mundo. Es cierto que muchas veces nos enfocamos más al producto que a la solución que satisface dicho producto. Por ejemplo, quizás se debería prestar más atención a innovar en marketing. Lo cierto es que con la crisis las empresas han salido al exterior, están abriendo nuevos mercados y buscan nueva demanda. No es un camino fácil, pero es necesario y se está teniendo la valentía para tomarlo.