A este importe hay que añadir entre 40 y 60 millones por la reforma del edificioA la tercera va la vencida, o eso deben estar pensando los hasta ahora dueños del Hotel Ritz -Omega Capital, controlada por Alicia Koplowitz, y Belmond- que tras dos años de conversaciones han conseguido vender una de las joyas de la corona hoteleras de la capital tras duros meses de negociaciones. Tal y como adelantó elEconomista hace poco más de un mes, la cadena asiática Mandarín Oriental se ha hecho con una de las referencias turísticas de Madrid, por un importe cercano a los 130 millones de euros, gracias a la ayuda del fondo saudí Olayan Group. A través de esta operación, Omega Capital y Belmond consiguen desprenderse de este activo, tras los intentos fallidos con otras cadenas hoteleras, como Marriot o Fairmont. En ambos casos, la transacción estuvo a punto de cerrarse, pero el elevado desembolso económico que suponía la inversión en el hotel acabó finalmente con las negociaciones. Pero el problema clave de la venta no residía tan sólo en esta cantidad, sino que a ésta habría que sumarle el importe correspondiente a las reformas (entre 40 millones y 60 millones de euros, aproximadamente) que hay que realizar en el edificio. De hecho, esta transformación es casi inevitable si se tiene en cuenta que el auditor condicionó en su día la continuidad del hotel a renovar las instalaciones y a seguir inyectándole dinero. En este sentido, hay que destacar que Mandarín tendrá que añadir más tiempo al proceso ya que el hotel está considerado de protección 1, lo que implica que cualquier proceso de reforma que se quiera hacer tiene que pasar por distintas entidades de patrimonio histórico para que valoren que lo que se quiere modificar cumple y preserva el edificio madrileño. Así, su apertura podría retrasarse más de un año. Apuesta por la capital Omega Capital y Belmond (la antigua Orient-Express) adquirieron la joya hotelera hace doce años, aproximadamente, por un importe similar al que lo compra ahora Mandarín (125 millones de euros). Sin embargo, el estado del hotel unido a la crisis económica del país, que también ha afectado mucho al sector turístico español, tuvo consecuencia un deterioro en las cuentas. No obstante, con la llegada de los asiáticos y de los árabes se espera que el Hotel Ritz vuelva a tener el esplendor de hace unos años. De hecho, esta apuesta por la capital española también fue motivada por la aparición de Four Seasons, al llegar a un acuerdo con OHL para establecerse en el Complejo de Canalejas. Con todo, el punto de mira de los asiáticos está muy enfocado en nuestro país, donde ya cuentan con un establecimiento en Barcelona. Hay que remontarse al año 2009, cuando Mandarín Oriental desembarcó en el sur del Viejo Continente. Y lo hizo por la puerta grande, al adquirir los números 30 y 40 del Paseo de Gracia, es decir, enfrente de la emblemática Casa Batlló. Ahora habrá que esperar para ver cuál es el siguiente paso de los asiáticos en España.