Restoy reclama competencias normativas y cierto margen de decisión discreccional para el nuevo supervisor europeoLa vigilancia de los bancos ha pasado bajo el control del Banco Central Europeo (BCE), pero sus balances son difíciles de comparar ante la existencia de reglas nacionales. Bajo este escenario el subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, puso ayer el acento en la necesidad de armonizar, sobre todo, la clasificación de exposiciones y la política de provisiones. "Aunque el supervisor puede ajustar los requisitos de recursos propios, la exigencia de mayores niveles de capital no corrige adecuadamente la ausencia de provisiones suficientes", lamentó en la presentación del libro 'La regulación financiera: ¿solución o problema?' de la Fundación de Estudios Financieros (FEF). Al diferencia del organismo español, el mecanismo único de supervisión (Mus) ha nacido sin potestad regulatoria. Para paliar el déficit instó al Mus a promover criterios "rigurosos y homógenos" en provisiones que ayuden al "adecuado reconocimiento en los balances del valor de cada exposición" y alertó de que el criterio internacional que entrará en vigor en 2018 (NIIF 9) puede ampliar la dispar aplicación, por lo que debe "aspirar a mitigar" su efecto. En su intervención excusó la fiebre regulatoria actual en el objetivo de fijar "normas prudenciales claras y exigentes" que puedan utilizar los supervisores para prevenir crisis futuras y ayuden a un tratamiento equitativo de las entidades, dada la dispersión de prácticas supervisoras y de códigos. Sin embargo, en plazo, defendió contar con ciertos poderes para adoptar medidas específicas para cada situación. "Una supervisiòn eficaz debe descansar ocasionalmente en actuaciones discreccionales", defendió, poniendo como ejemplo el sistema del Banco de España, capacitado para promover ciertas prácticas con su potestad regulatoria o simplemente con recomendaciones. "El supervisor -reclamó- debe de tener la capacidad real de influir sobre las decisiones de los gestores a través de la persuación moral y de formular recomendaciones, legalmente no vinculantes, con la seguridad de que su seguimiento va a ser en la práctica muy generalizado". El informe de la FEF alerta de la sobreregulación financiera y aconseja reglas "robustas, sencillas y estables" a riesgo de que la complejidad obstaculice su cumplimiento.