La Naves del Matadero en Madrid acogerán este espectáculo de duende y raza, del 15 de enero hasta el 1 de febrero. Por I. G.Dentro del universo que es la danza española, el arte del baile flamenco ocu- pa un lugar privilegiado, señero, importante, definitorio e influyente. Si el siglo XX fue el de la entronización de este pilar de la cultura gitana en el teatro, el siglo XXI será también el de enfrentar esas poderosas tradiciones de cara al futuro. Y el reto tanto está en conservarlas como en que esas escenas sean recreadas con la visión de nuestra época y nuestros gustos actuales. Adalí (que es nombre propio y también significa Madrid en lengua calé) es un viaje al que la bailaora y coreógrafa, Aída Gómez, invita para profundizar a los espectadores al interior pero no al pasado del flamenco. El espectáculo se acogerá en las Naves del Matadero de Madrid durante dos semanas, del 15 al 1 de febrero. Música y coreografía se enlazan mirando hacia el horizonte y futuro. Nuestros símbolos son nuestra herencia y están, tanto en los ingredientes plásticos y en las figuras como en las marcas sonoras, los palos, las estructuras que dotados de una poesía propia, y con su entraña vital, convertirá un lenguaje bailado y en danza. Rondeña, farruca, alegrías, tangos, seguirilla, soleá... ¿Algún palo más del flamenco que se olvide en este espectáculo? Todos han sido tratados con la seriedad que imponen el solo mencionarlos. Los bailes, que conceden el dibujo inicial para la nueva creación coreográfica, y la inspirada música han tratado una serie de referencias armónicas y clásicas en que las instrumentaciones se alimentan de un rico acerbo sinfónico. Baile coral o baile solista, y hasta un delicado regalo instrumental, tienen la intención de expresar que somos lo que bailamos. En la escenografía acompañan también dos bailaores de raza, como son Christian Lozano y Eduardo Gerrero González. El primero, en su madurez artística es un artista capaz de asumir con responsabilidad todos los estilos de la danza española, habiendo desarrollado además su faceta creativa. Al segundo numerosos premios lo avalan, por ejemplo, el Premio Nacional por baile de Alegrías de la Peña Flamenca, La Perla de Cádiz.