El dinamismo del comercio exterior de Castilla y León, los pequeños avances del PIB regional y el ligero aumento del empleo ponen la tilde positiva a un año más de crisis. Aún así, la demanda interna sigue siendo muy débil, la elevada tasa de paro ralentiza el despegue del consumo y las restricciones del crédito limitan las posibilidades de inversión. Con esta incertidumbre, las empresas nos hemos visto obligadas a hacer malabares para ajustar costes y a echar imaginación para reactivar la economía. Y aunque contamos con el III Acuerdo para la Competitividad, que ayudará a reindustrializar la Comunidad, aún se ha de profundizar en la reforma del mercado laboral y de la administración y avanzar en la liberalización de sectores, en la unidad de mercado, la simplificación administrativa, la armonización fiscal y la reforma energética.