2014 será considerado el año de la estabilización. Tras un intenso periodo de crisis económica y financiera que erosionó el bienestar social e impulsó la mayor transformación en la historia del sistema financiero, los indicadores de los últimos trimestres muestran que estamos en una senda de clara recuperación. No obstante, persisten algunas amenazas ligadas al hecho de que el crecimiento de algunas economías está siendo menos robusto de lo deseable. Hay que ser optimistas, pero al mismo tiempo mantenerse vigilantes. En relación al sector financiero, una vez saneado tendrá que jugar un papel dinamizador que ya se evidencia en el crecimiento que experimenta la concesión de nuevo crédito a familias y pymes, que permitirá consolidar el repunte en el consumo de las familias, los ritmos de inversión empresarial y la mejoría en el mercado laboral.