Tras un ejercicio 2014, donde todos los activos financieros de riesgo han disfrutado del mejor de los entornos, nos adentramos en un 2015 donde desaparece la rentabilidad sin riesgo, el cupón es un bien escaso en peligro de extinción y, por primera vez en un lustro, la Fed comenzará a replegar las velas monetarias mientras que el BCE y el Banco Central de Japón seguirán viento en popa y a toda máquina (de inyectar liquidez). Depósitos sin remunerar, rentabilidades negativas en bonos de Gobiernos a dos años y el aceptar poder perder dos euros, por cada euro que se aspire a ganar en deuda corporativa, es lo que toca. Comprar protección en activos de renta fija, sacar partido a los bajos niveles de volatilidad vía opciones y aliñar la cartera con renta variable y divisas, sin venirse muy arriba, son las principales alternativas.