La americana tendrá limitados sus derechos de voto durante un plazo de 3 añosMADRID. Campofrío tiene hambre. Tras cerrar la fusión con la división europea del grupo norteamericano Smithfield, la compañía anunció ayer que está lista para hacer compras y reforzar su posición de liderazgo. "Cuando compramos Navidul y Oscar Mayer en el año 2000 reordenamos el sector cárnico español. Nuestro objetivo es hacer ahora lo mismo en Europa occidental", aseguró ayer el presidente del grupo, Pedro Ballvé. Con unas ventas de 2.140 millones de euros, la nueva compañía nace con una deuda neta de 398 millones, lo que según Ballvé, la coloca en una posición envidiable para poder acometer adquisiciones. "Tenemos un ratio muy bajo de deuda sobre ebitda (resultado bruto operativo), de sólo 2,5 veces, y contamos por lo tanto con capacidad para endeudarnos", dijo Ballvé. Tras la fuerte subida que han experimentado en los últimos meses las materias primas, oportunidades parece desde luego que no faltan. Y eso que tras la fusión, Campofrío es ya tres veces mayor que su competidor europeo más inmediato, el grupo alemán Herta. Términos del acuerdo De momento, el único obstáculo para materializar la fusión y poder cumplir con estos planes, radica en que la CNMV debe autorizar todavía que la fusión se pueda hacer mediante un canje accionarial, sin necesidad de lanzar una opa. Smithfield Foods tendrá la mayoría del capital, un 37 por ciento, pero los españoles mandarán en el Consejo de Administración. Y, además, por si hubiera algún tipo de duda, la compañía norteamericana se ha comprometido también durante tres años a no ejercitar derechos de voto que excedan del 30 por ciento del capital, a no incrementar en forma alguna su participación accionarial y a no nombrar a más de la mitad de los miembros del Consejo. Tras ese plazo, además, estará obligada a lanzar una opa sobre el 100 por cien del capital si decide aumentar su participación o nombrar un mayor número de consejeros. Aunque esa hipótesis parece poco probable porque, según Pedro Ballvé, que controla junto a su hermano el 12 de las acciones, "tengo la intención de permanecer muchos más años en la empresa". La dirección del grupo Ballvé seguirá precisamente como presidente ejecutivo, aunque Robert Sharpe, el representante de Smithfield, será el consejero delegado. Uno y otro se comprometieron ayer a que la nueva empresa siga cotizando en las bolsas de Madrid y Barcelona -mantendrá en el parqué el 16 por ciento-, sin descartar incluso cotizar en otros mercados. Y eso que las acciones de la empresa cayeron ayer un 5,4 por ciento, hasta 8,59 euros por título tras conocerse los términos del acuerdo.