El gigante Macquarie, que hasta ahora apenas se había hecho notar en España, llega esta vez con fuerza y entra por la puerta grande al comprar la quinta eléctrica española. En 1969 abrió las puertas de su oficina en Sydney con tres personas, pero ahora Macquarie opera en más de 70 oficinas ubicadas en 28 países y emplea aproximadamente a 14.100 trabajadores. En España contaba hasta el momento con presencia en dos proyectos de tecnología solar, pero esta operación le abre de lleno las puertas al mercado español. Su apuesta por el sector energético vienen de lejos. Hace diez años que el fondo centró gran parte de sus inversiones en este mercado y actualmente cuenta con más de 230 profesionales en 11 oficinas dedicadas a la energía. Así, a día de hoy está presente en mercados de Estados Unidos, Europa y Australia y también participa en los mercados de gas natural en Europa y América del Norte. Actualmente su cartera se compone de activos bajo gestión por más de 372.000 millones de dólares (alrededor de 298.000 millones de euros). Su actuación en España se realizará a través de Macquarie European Infrastructure Fund (MEIF4), un fondo especializado en infraestructuras focalizado en inversiones a largo plazo en negocios de infraestructuras europeas de alta calidad. Esta filial invierte en nombre de fondos de pensiones e inversores institucionales que son atraídos por los resultados positivos de inversiones a largo plazo de infraestructuras bien gestionadas. El holding, Macquarie Group, es un proveedor global de servicios bancarios, financieros, de asesoría, inversión y gestión de fondos. Su diversificación es muy amplia. En 2003 inició el negocio de compraventa de energía en Londres. Un año más tarde creó una entidad en Reino Unido, Macquarie Bank International Limited y posteriormente adquirió el negocio de renta variable asiática del Grupo ING. Por otro lado, entre 2009 y 2012 lanzó una serie de fondos de infraestructuras para actuar en mercados emergentes, como China y Rusia.