La octava economía mundial está ahogada por las sanciones y apartada de las negociaciones globalesLa caída de esta semana del petróleo ha convertido el rally bajista de los últimos meses en una de los grandes movimientos de depreciación de la historia del crudo. Desde la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, en 1960, el barril había vivido 10 fases de depresión del precio con caídas superiores al 30 por ciento. Con la caída actual, suben a 11 las grandes fases bajistas del crudo. El petróleo lleva casi un siglo siendo uno de los actores clave de la economía mundial, por lo que un movimiento histórico como el actual tiene un impacto de primer nivel a nivel global. Como advirtió esta semana la nueva presidenta de la OPEP: "el petróleo por debajo de 75 dólares es un problema para todos los productores". Los expertos creen que Rusia será el país más perjudicado por la depreciación del crudo ya que, a los problemas derivados de la caída del crudo, se unen sus sanciones internacionales como represión por su participación en el conflicto de Ucrania. Moscú jugó a ser la potencia mundial de los años treinta y se ha dado de bruces con la realidad, aislada de los círculos de poder y sin peso internacional. El Kremlin se ha quedado atrapado en medio de la guerra del petróleo entre Arabia Saudí y EEUU sin tener voz ni voto en este conflicto. Es una batalla de resistencia por la supremacía en el mercado del crudo, en la que los saudíes quieren llevar los precios al límite para intentar que el fracking de Norteamérica deje de ser rentable y así eliminar a su competidor más molesto. En el medio del fuego cruzado, países como Venezuela o Nigeria intentan alcanzar algún acuerdo en el seno de la OPEP, aunque sin éxito. Pero Rusia ni siquiera tiene una silla en la Organización, por lo que su lucha por libre está condenada al ostracismo. Cuando Europa y EEUU comenzaron a imponer sanciones a Rusia, la respuesta del Kremlin fue amenazar con cortar el suministro de gas. De esas amenazas ya no queda ninguna, ya que Moscú es consciente de que necesita vender sus recursos energéticos para intentar conseguir, sea como sea, divisas internacionales y crecimiento económico. El Banco de Rusia ha gastado desde junio un 10 por ciento de sus reservas internacionales (47.000 millones de dólares) en intentar frenar la depreciación de su divisa y no ha servido de nada: el rublo ha perdido un tercio de su valor frente al dólar en este periodo. Camino de la recesión Una encuesta publicada por Bloomberg el viernes muestra cómo los expertos creen que hay un 75 por ciento de posibilidades de que Rusia caiga en recesión en los próximos 12 meses. Esta situación no extraña si se tiene en cuenta que el país consigue la mitad del presupuesto público de los impuestos sobre el gas y el crudo. Según las estimaciones de Citi, el país necesitaría vender el oro negro a 107 dólares en 2015 para no tener déficit fiscal (contabilizando que el nivel de gasto se mantiene fijo). "La economía rusa podría contraerse incluso si los precios no caen más, advierte Anna Bogdyukevich, economista del banco ruso ZAO UniCredit en declaraciones a Bloomberg. Pero el presupuesto público no es la única partida afectada. Los cálculos de Citi apuntan que cada descenso de 10 dólares en el precio del petróleo provoca un deterioro del PIB de 0,8 puntos porcentuales. Esto significa que la actual caída de 44 dólares tendrá un impacto potencial de 3,5 puntos si se mantienen los precios. Uno de los mayores lastres para la economía rusa será el frenazo de la balanza comercial. El país dejaría de ingresar en torno a 150.000 millones de dólares por la venta de petróleo en comparación con lo que ganaba en junio. Esto supone un impacto negativo para su economía de casi un 5,6 por ciento del PIB. Con todas estas cifras sobre la mesa, lo que queda claro es que Rusia tiene pocas esperanzas de evitar una recesión en los próximos trimestres.