Además, el aún consejero delegado del banco tiene una pensión de 6,5 millonesEl todavía consejero delegado del Santander dejará el cargo a finales de este año y cobrará en concepto de prejubilación 800.000 euros al año. Según consta en su contrato, Javier Marín, en caso de cese por razones distintas a su libre voluntad o de incumplimiento de las obligaciones, tiene derecho a percibir tal cantidad. La nueva presidente del banco, Ana Botín, ha decidido prescindir de sus servicios como número dos. Marín será sustituido por el hasta ahora número tres del grupo, José Antonio Álvarez. El contrato del aún consejero delegado incluye alternativamente la opción, en caso de destitución, de reincorporarse a su puesto de director general, hecho que aún se desconoce. El futuro de Marín no está definido y no se descarta que ocupe distintos consejos de administración en participaciones y filiales en representación del Santander, aunque fuentes cercanas al ejecutivo sostienen que de mantener algún tipo de vinculación al grupo sería de una manera externa. Ana Botín, en un comunicado, señala: "Quiero expresar mi agradecimiento a Javier Marín por la gran labor que ha desarrollado durante 23 años en el banco y muy especialmente durante su etapa como consejero delegado". No concurrencia En el contrato de Marín, como en el resto de los consejeros ejecutivos del grupo, se incluye asimismo una cláusula de exclusividad y no concurrencia, por la cual no podrá fichar por compañías del mismo sector durante dos años, salvo expresa autorización del máximo órgano rector. El banquero, además de percibir dicha prejubilación, acumula una pensión que ronda los 6,5 millones de euros, que se ha incrementado sustancialmente desde que fuera nombrado número dos del banco, en la primavera de 2013. En diciembre de 2013, esta hucha alcanzaba los 4,34 millones de euros, una cantidad que podría haber subido en más de 2 millones a lo largo del presente ejercicio. Cuando accedió al puesto, su sistema de previsión social se modificó. Desde entonces se calcula de la siguiente forma: el 80 por ciento de la suma de la retribución fija anual (este año, 2 millones de euros) más el 30 por ciento de la media aritmética del importe bruto de las tres últimas remuneraciones variables. Marín sustituyó en el puesto a Alfredo Sáenz, en abril de 2013. Sáenz, después de diecisiete años de servicios en el grupo, se fue con una pensión de 88,5 millones de euros, una parte de la cual cobrará hasta abril de 2018. En los últimos años distintos ejecutivos del sector financiero han dejado sus cargos. El último de ellos ha sido el consejero delegado de Caixabank, que percibió una indemnización de 15 millones por diferentes conceptos retributivos. Con mucha más antelación, José Ignacio Goirigolzarri dejó su puesto de número dos de BBVA con 52 millones. El que actualmente es presidente de Bankia se fue de la entidad azul en 2009. Otro que también abandonó sus funciones con una gran hucha fue Francisco Luzón, del Santander. El directivo, uno de los más destacados en el banco, recibió en 2013 más de 65 millones.