Tamara Rojo y el English National Ballet inauguran la temporada Para muchos observadores, el despliegue de las asombrosas capacidades que han hecho célebre a Tamara Rojo está recogido en su interpretación de Giselle, un título clave del repertorio romántico. La ganadora del Premio Príncipe de Asturias y estrella del Royal Ballet de Londres volverá a encarnarla en el escenario del Teatro del Liceu de Barcelona, esta vez como estrella invitada del English National Ballet (ENB), compañía que abre la nueva temporada del recinto catalán. Aunque parece que un papel clásico como Giselle es invariable, la bailarina española, que lo ha interpretado numerosas veces y en distintos contextos, es consciente de que cada compañía tiene su propia línea. Por ejemplo, no es igual la Giselle que hizo para el Ballet Nacional de Cuba, tan influenciado por la estricta escuela rusa, que ésta que hace ahora para el English National Ballet, tan apegado a lo que llaman el estilo inglés, mucho más austero y menos amanerado. Inglaterra ha defendido siempre su estilo de danza y lo ha hecho desde sus dos compañías más importantes: el Royal Ballet y el ENB. En los años 60 causó furor gracias a la presencia de Margot Fonteyn, una de sus últimas difusoras. Sin embargo la globalización también afecta a la danza, y Wayne Eagling, el director artístico del ENB, se ve obligado a admitir que el estilo inglés va camino de perderse. "Nuestra escuela sigue impartiendo la manera británica de bailar, lo que proporciona una cantera importante para la compañía. Pero no todos los estudiantes son contratados y nuestra obligación es preparar gente capacitada para conseguir trabajo en las grandes compañías del mundo, que ahora mismo tienen repertorios muy diversos y necesitan personas que les puedan bailar El lago de los cisnes, pero también obras modernas de William Forsythe o Jiri Kylián. Esto homogeniza a los bailarines y lo que se espera es que no tengan un estilo sino que puedan abordar todos".En cualquier caso, no está del todo perdido y prueba de ello es esta british Giselle que llega estos días al Liceu. Fiel a la versión de Marius Petipa, conserva el espíritu romántico del siglo XIX con su historia de fuertes contrastes. Tiene un primer acto naturalista que se desarrolla en un pueblo un día de vendimia, y un segundo acto, fantasmal y misterioso, que tiene lugar en el mundo de las willis, los fantasmas de doncellas que han muerto por amor y que castigan a los hombres obligándoles a bailar hasta la muerte. Trágica peripeciaLa historia narra la trágica peripecia de la campesina Giselle, que se enamora del infiel príncipe Albrecht de Silesia. Presa del dolor, enloquece, muere y se convierte en una willie. Arrepentido, el príncipe acude a pedir perdón y es atrapado por los espectros, pero el amor de la campesina es tan fuerte que conseguirá salvarlo de la muerte. El ballet se estrenó en la Ópera de París en 1841, bailado por la legendaria Carlotta Grisi y no sólo fue un éxito inmediato, sino que se convirtió en uno de los emblemas del ballet romántico y título obligado de las compañías de repertorio de todo el mundo, gozando hasta hoy del favoritismo de las grandes audiencias.