El Gobierno Bachelet no interviene por temor a los disturbios en el sectorBuenos Aires. La producción en La Escondida, la mina de cobre más grande del planeta está paralizada desde hace casi cuatro semanas. Esta extraordinaria reserva de metal, ubicada en el desierto de Atacama, en la región de Antofagasta, a 1.200 kilómetros al norte de Santiago de Chile, produce el 8% del cobre que se consume anualmente en todo el mundo. La huelga se inició el 7 de agosto y ha recortado en un 50% la producción de concentrados de cobre en el mercado mundial. La empresa propietaria de La Escondida, el grupo anglo-australiano BHP Billiton ha apelado en todo este período de huelga a la contratación de trabajadores externos, algo contemplado por la flexible legislación laboral chilena.En esta mina trabajan unos 1.000 mineros no sindicalizados y, según los sindicatos en huelga, la empresa ha duplicado el número de obreros empleados por firmas contratistas, los que normalmente totalizan unos 3.000. La huelga comenzó en demanda de aumentos de salarios del 13% que fue reducido por los sindicatos a un 10% y, en la última semana, a un 8% más el pago de un bonus anual. La compañía propone un incremento del 4%, más un 1,3% en cuatro años y bonus de acuerdo al precio del cobre en el mercado mundial.Ayer, el precio del cobre -cinco veces mayor que en 2003- estaba retrocediendo en el mercado de Londres y caía en 100 dólares, quedando a 7.450 dólares la tonelada, debido a los temores desatados por esta huelga. Los altos precios del cobre determinaron que las exportaciones de La Escondida pasaran de 1.600 millones de dólares en 2003 a 8.200 en 2006, mientras que las ganancias se elevaron de 731 millones a 6.900 millones en igual lapso. De ahí el reclamo de salarios de los sindicatos. Una estimación empresaria en Chile señaló esta semana que la masa salarial de La Escondida totalizan 70 millones de dólares al año, el 1% de las ganancias del grupo propietario.Temor al contagio Sin embargo, el Gobierno de la presidenta Michele Bachelet no termina de acceder a la petición obrera de intervenir en el conflicto. Y no sólo porque la legislación laboral chilena no lo contempla. Es que el Estado es el principal propietario de la minería del cobre a través de Codelco, la corporación estatal que todos los gobiernos, desde el conservador Eduardo Frei hasta la dictadura de Augusto Pinochet y pasando por el socialista Salvador Allende, conservaron en manos estatales. Bachelet sabe que un incremento de salarios en La Escondida es el paso previo para conflictos sindicales similares en las minas estatales que son las grandes productoras de cobre del mundo. Por eso la huelga continúa y los mercados se atemorizan, máxime cuando también se escuchan voces que piden la nacionalización de La Escondida en Chile.Las negociaciones entre la empresa y el Sindicato Unión se rompieron hace más de una semana, despues de que se rechazara una oferta de la compañía para un aumento del 4% de los salarios en un nuevo contrato para los cuatro próximos años.