Es de justicia reconocer que Occidente ha volteado con interés la mirada hacia África, cuando una epidemia viral y agresiva ha traspasado sus fronteras. No sólo el virus del ébola es responsable de altas tasas de mortalidad en países como Sierra Leona, Guinea-Conakry o Liberia. Desde hace décadas, otras enfermedades y epidemias de hambre han asolado estas regiones, disminuyendo la esperanza de vida de sus habitantes a menos de 55 años de edad de media. La pobreza y la falta de recursos contribuyen, día tras día, a la expansión de múltiples epidemias responsables de millones de muertes. Los seres humanos somos complejos y sólo la novedad suele atraer nuestra atención y responsabilidad. Si se convierte en costumbre, el respeto desaparece pronto. Desde esta tribuna, un sincero y merecido homenaje a los españoles sanitarios, personal civil, militar, organizaciones misioneras y humanitarias que llevan años luchando, muchas veces en silencio y soledad contra múltiples enfermedades. El VIH causó en 2013, según la OMS, 2 millones de casos nuevos en África subsahariana y 1,6 millones de muertes en esa zona. Decía Luc Montagnier, codescubridor del virus, que las nuevas generaciones en los países occidentales han olvidado el peligro de un rebrote del sida porque "ya no se ve gente morir". Motivo suficiente para enfocar atención y esfuerzo allí donde la gente aún sigue falleciendo. La malaria, por ejemplo, representa una de las mayores pandemias en África, siendo los niños los principales afectados. A esta le acompañan multitud de enfermedades diarreicas por infecciones bacterianas, víricas y parasitarias. Los procesos respiratorios como bronquitis y neumonía se cobran al año más de un millón de vidas en África, y la meningitis ha llegado a representar la novena causa de muerte. Hace pocos días, en la reunión anual del FMI y el Banco Mundial se alertaba sobre la "lenta e insuficiente" respuesta global a la epidemia de ébola. Me quedo con el contagio del virus de la esperanza global para un Continente que busca la Salud y la Paz consigo mismo.