La operación de venta de E.ON entra en su recta final. La primera semana de noviembre tendrán que presentarse las ofertas vinculantes. Por el momento, la intención de la compañía alemana de lograr 3.000 millones por sus negocios en España parece difícil pero todo apunta a que la operación se cerrará con un troceo de los activos de la compañía. Endesa está interesada en el negocio de distribución y comercialización de E.ON y Gas Natural quiere crecer a toda costa en el negocio de renovables en España. Esta conjunción de intereses puede hacer que Citi, el banco asesor de la eléctrica alemana, puede acabar convenciendo a la plana mayor de Düsseldorf para aceptar ofertas por partes. Los activos de generación tradicionales, principalmente los ciclos combinados, tienen poco atractivo para los compradores y es en este punto donde surge la intención de que se proceda a un cierre ordenado de los mismos. La duda será si estos se traspasan a valor cero o si acaban en manos de algún fondo de inversión. EDP se ha retirado de la batalla. La empresa portuguesa era la única candidata a quedarse con todos los activos pero el precio y las vicisitudes de su socio chino Three Gorges les han hecho dar un paso atrás. Villar Mir tiene un serio problema con su nivel de deuda, lo que hace que sin la ayuda de First Reserve su propuesta puede quedar muy limitada de opciones. El Gobierno por su parte únicamente pide un criterio que los compradores sean solventes y son conscientes de que la venta la tendrá que analizarse con detalle en la Comisión Nacional de Mercados y Competencia y, en su caso, poner las condiciones que considere necesarias. En la guerra de ofertas también participan varios fondos internacionales, como CVC o Blackstone cuyas opciones parecen alejadas. El interés que está suscitando la operación de venta de la alemana, así como los activos puestos en venta por otras compañías, como es el caso de Acciona o eventualmente de Iberdrola, muestran como España pierde interés para los inversores internacionales.