Estaba convencido de que no habrá consulta soberanista en Cataluña A Emilio Botín le preguntan si ya tiene pensado iniciar el relevo de la presidencia. Sonríe con expresión pícara y afirma que cuenta con un consejo de administración envidiable, que le brinda todo su apoyo. "El consejero delegado no para de trabajar, tanto que casi no hace falta que yo lo haga", bromea, "le digo que no trabaje tanto". Así charlaba con un grupo de periodistas el pasado viernes, en Milán, donde su pasión por la Fórmula 1, y Fernando Alonso en particular, le había llevado para presenciar el Gran Premio de Monza del fin de semana. Si alguien piensa que uno de los banqueros mas poderosos y respetados del planeta guardaba las distancias con sus interlocutores se equivoca de parte a parte. Emilio Botín se mostraba como una persona cercana y amable, abierta a recibir preguntas de todo tipo, sin mostrar el más mínimo gesto de contrariedad ni de la condescendencia que caracteriza a otros altos ejecutivos. A sus 79 años largos, Botín mantenía todos los datos del banco en su cabeza y mostraba una vitalidad más propia de un treintañero. Llegó puntual al encuentro, con un par de fotografías que le mostraban posando con el equipo de empresarios con los que acaba de disputar un partido de fútbol en el estadio de San Siro. "Estoy un poco disgustado: he fallado un penalti". Vuelve a sonreir con los ojos y explica que había pensado rematar "tipo Messi", con la mirada puesta en un punto para enviar después el balón en la otra dirección. Cuando habla del tema catalán se pone serio. Asegura que fuera de España apenas le preguntan por las aspiraciones independentistas de Artur Mas, y que la consulta es imposible que se realice. Botín considera que el Gobierno ha actuado bien en este tema y que sólo después del 9 de noviembre, el Ejecutivo puede iniciar un diálogo con la Generalitat. "La independencia... eso sería terrible, para Cataluña y para el resto de España", sentencia. Le preocupa más la satisfacción del PP por el daño que el ascenso de Podemos puede estar haciendo al PSOE. "Se equivocan si se alegran, porque en el PP necesitan un partido socialista fuerte". Habla de Estados Unidos, de los proyectos del banco allí y dice con envidia, "claro, ellos tienen una bandera, y nosotros en Europa, diecisiete". Mueve la cabeza, el optimismo que muestra sobre la evolución de la economía española no asoma cuando habla de Europa. "Es muy díficil salir de la crisis, tomar decisiones, cuando tienes diecisiete banderas". Tras hablar de la evolución de su banca y de sus proyecciones, dedica buenas palabras a la labor de Luis de Guindos, Susana Díaz, el alcalde de Santander, el presidente de la AEB y una amplia lista de colegas españoles. Suena un nombre del sector y no le sigue un halago detrás, sólo un silencio y una sonrisa.