Bank of America y Morgan Stanley ya estudían el trasvase de sus actividadesReino Unido afrontará un delicado éxodo de los grandes bancos estadounidenses si las relaciones con la Unión Europea profundizan todavía más en su tendencia divergente actual. La mayor integración del sector financiero continental como consecuencia de la unión bancaria y la potencial salida británica de los Veintiocho preocupan en la industria al otro lado del Atlántico. Por ello, de acuerdo al entorno de gigantes como Bank of America o Morgan Stanley, habría ya un proceso en marcha para estudiar un trasvase de las actividades de su enclave londinense a plazas más convenientes, como Dublín. El Financial Times ha confirmado los planes por parte de individuos cercanos a estos movimientos, que provocarían una revolución en el mapa financiero continental. Aunque se encuentran en una fase preliminar, la inquietud ha llevado ya a evaluar opciones, ya que las grandes entidades norteamericanas asumen que, de permanecer en Reino Unido, perderían derechos clave que disfrutan en la actualidad al contar con una base en un enclave que forma parte de la UE. La apuesta por Irlanda parecería una de las alternativas lógicas, ya que además de ofrecer la pertenencia a Bruselas, se trata del único país del continente junto a Reino Unido que emplea el inglés y, por si fuera poco, es de sobra conocido por su suculento modelo fiscal que ofrece un extraordinariamente bajo impuesto de Sociedades. Además, el sistema legal es similar al británico, un punto que podría convertir a Dublín en una plaza más atractiva que Fráncfort, uno de los centros financieros que puja por su hegemonía y que, a priori, podría semejar el relevo natural de Londres. Con todo, entre la banca de Estados Unidos asentada en Londres existe una apelación a la discreción, según el Financial Times, para evitar malestar o incluso una reticencia directa por parte de los reguladores británicos. Sin embargo, muchas de las ventajas de la capital británica se desvanecerían si abandona Europa y, lo que es peor, la inquietud no se limitaría a la Brexit (la contracción de Britain y exit, salida en inglés): la sombra de la unión bancaria es alargada y la supervisión directa que el Banco Central Europeo asumirá sobre la banca de la eurozona amenaza con profundizar todavía más la brecha entre Reino Unido y el resto de la industria financiera comunitaria. Esta grieta presenta un riesgo real de separar sus respectivos intereses hasta el punto de provocar el abandono final de un Londres que quiere reformas que Bruselas podría no estar dispuesto a autorizar. Este temor ha sido abiertamente expresado por la Asociación de la Banca Extranjera en una reciente misiva al Ministerio del Tesoro, al que advirtieron de que Reino Unido debe continuar en la UE ante la inmensa importancia que la Unión tiene para sus intereses. De abandonar, la industria foránea reevaluaría los motivos para seguir en tierras británicas, un proceso que podría acabar con una relocalización.