Cambiará 8.000 máquinas estampilladoras para agilizar, además, la gestión de los envíosEl franqueo se realizará ahora imprimiendo, directamente, el sello en el sobre o en el paquetemadrid. El negocio de los sellos vuelve a estar una vez más en entredicho. Tras el escándalo financiero que ha golpeado en los últimos meses a Fórum Filatélico y Afinsa, Correos ha detectado una falsificación de las estampillas autoadhesivas que utiliza en sus oficinas y ha empezado a retirar de las mismas la totalidad de sus 8.000 máquinas estampilladoras. Éstas se utilizan para pesar los sobres o paquetes y pegar posteriormente los adhesivos correspondientes a su franqueo. A partir de ahora, y para evitar nuevos fraudes en el futuro, Correos sustituirá este sistema por la impresión directa del sello en el sobre. Según explica una portavoz de la empresa pública, "el objetivo que se persigue con ello es lograr, además, una mayor agilidad en la gestión de los envíos". Correos, que no ha cuantificado el volumen de las estampillas falsificadas, asegura que la retirada de las máquinas se realizará de forma paulatina. "Además de un mayor control, servirá para reducir los costes y facilitar el trabajo de los pequeños empresarios y profesionales autónomos que realizan un volumen considerable de envíos", asegura la compañía. Los estancosRecientemente, los estancos han reclamado a la compañía que preside José Damián Santiago la instalación de estas máquinas en sus locales, pero Correos les advirtió de que no era posible. "Nos dijeron que estaban retirándolas de todos los establecimientos porque habían surgido problemas de falsificación", explica la Unión de Asociaciones de Estanqueros, la mayor patronal del sector, que agrupa a más de 11.000 expendedurías.Según parece, el origen del problema estaba en los rodillos de las máquinas, que se habrían falsificado para la producción de sellos ilegales. Correos, que no ha cuantificado el fraude, asegura que en estos casos se sigue el protocolo establecido, denunciándolo ante la policía. El operador postal gestionó el año pasado 5.371 millones de envíos, lo que supuso un descenso del 0,5 por ciento respecto a 2005. Aunque en la mayoría de los países occidentales esta caída se estaba registrando ya desde hace varios años, ésta es la primera vez que sucede en España. Correos invirtió en el último ejercicio 249,7 millones en la mejora y automatización de su red. La falsificación o manipulación de sellos es uno de los delitos de los que se acusa a Afinsa en el escándalo que afecta a casi 400.000 inversores. La Fiscalía Anticorrupción mantiene que esta compañía entregaba a los clientes "lotes de sellos sumamente sobrevalorados, cuando no falsos, y, luego, cantidades en concepto de intereses que no eran tales, sino parte del metálico recibido de los propios clientes". En los sótanos donde estaban las cámaras acorazadas que custodian los sellos de los clientes de Afinsa, la policía halló el pasado mes de mayo unas planchas para el estampado de los mismos que, según dijeron entonces fuentes de la investigación, se cree que podrían servir para realizar falsificaciones. La Fiscalía acusa también a Francisco Guijarro Lázaro, uno de los proveedores de sellos de Afinsa, así como a dos sociedades de su propiedad. En Fórum Filatélico, en cambio, no se han encontrado por ahora tales aparatos y la empresa no ha sido acusada de ningún tipo de falsificación.El negocio filatélicoEl negocio de la filatelia mueve más de 20.000 millones al año, según estiman los expertos. En España hay cerca de 190 tiendas de filatelia y 250 mayoristas y subastadores, que se dedican a comprar y vender sellos para coleccionistas. De momento, este gremio respira tranquilo ante el fraude filatélico destapado hace cuatro meses. "El problema de estas sociedades es que venden sellos como podrían vender chapas de Coca-Cola. No eran coleccionistas, sino inversores", afirmó la firma H. Sanza tras el escándalo. Las cifras más altas en la venta de sellos se suelen registrar en las subastas. Correos emite las series -unos 300.000 sellos al año- y éstas pasan por las manos de los mayoristas o de los minoristas, comerciantes que compran y venden en tiendas, despachos, por correo e incluso a través de Internet. Los tasadores utilizan como referencia los catálogos y, en función de la antiguedad del sello, su rareza específica y su estado de conservación se fija un valor.