La compañía aérea opera desde 1986 y se ha especializado en el alquiler y el charteo de avionesEn la madrugada de ayer jueves comenzaron a saltar todas las alarmas en Swiftair, una compañía aérea española que opera desde 1986 y que se ha especializado durante los últimos años en el alquiler y el charteo de aviones. El vuelo AH5017 que Air Algerie operaba con un aparato de la flota de la compañía española (que también incorporaba el servicio de la tripulación como parte del arrendamiento) había perdido la señal de radar 50 minutos después de despegar del aeropuerto de Uagadugú, en el corazón de Burkina Faso. El aparato nunca aterrizaría en Argel a las 7.10 horas del jueves hora española, como estaba previsto, y las hipótesis eran dos: un accidente (parece que se había adentrado en una zona de una fuerte tormenta) o un secuestro. Pero aunque nadie se atrevía a decirlo alto y claro, fuentes cercanas a la aerolínea explicaban a este periódico desconcertadas que tampoco se descartaba que alguien hubiera derribado el aparato. La razón de esta terrible hipótesis era que en el momento de dejar de transmitir la señal del radar el aparato transitaba a más de 30.000 pies de altura (aproximadamente 10.000 metros), en velocidad de crucero, lo que descartaba en principio cualquier maniobra brusca. Y lo que era peor, la zona en la que comenzó la incomunicación está calificada desde hace varios años de muy peligrosa. El motivo es que por esa zona está el Sahil, un terreno que llegó a estar ocupado hace un par de años por yihadistas por lo que la opción del sabotaje cobraba fuerza. El Gobierno francés salió enseguida de dudas tras mandar a la zona dos cazas Mirage, fabricados por el constructor aeronáutico galo Dassault, para hacer un reconocimiento. Aunque no confirmada oficialmente, la noticia se conocía después de comer: el avión se había estrellado y no hay esperanzas de encontrar vivo a alguno de los 110 pasajeros y 6 tripulantes de a bordo (todos estos últimos españoles) que viajaban en él. Tras anunciar por la tarde el presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keita, que se habían avistado restos del aparato en un lugar desértico de muy difícil acceso, entre Aguelhoc y Kida, la tragedia se confirmaba y cerraba el círculo de una de las semanas más negras de la historia de la aviación, ya que en menos de una semana se han registrado tres grandes siniestros: el del avión de Swiftair, el del Boeing 777 de Malaysia Airlines y el de TransAsia Airways, en el aeropuerto de Magong. El avión modelo MD-83, muy parecido al MD-82 de Spanair que sufrió un accidente en agosto de 2008, tenía la matrícula EC-LTV (como adelantó ayer elEconomista.es) y según consta en el Registro de Matrícula de Aeronaves de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea había sido fabricado en 1996 y matriculado en España el 27 de febrero de 2013, hace casi un año y medio. Horas antes, desde la aerolínea, aunque no daban por confirmada la tragedia, publicaban una lista con las nacionalidades de los pasajeros a bordo, liderada mayoritariamente por ciudadanos franceses -medio centenar- y de Burkina Faso (24 pasajeros). La compañía aérea ha puesto un teléfono de atención a los familiares de los clientes: 900 264 270 (con el prefijo 34 si los interesados llaman desde fuera de España). La compañía presidida por Salvador Moreno lleva casi 20 años operando (desde 1986) y ha registrado un espectacular crecimiento de su flota: desde los dos aviones con los que comenzó hasta los más de treinta aparatos con los que cuenta en la actualidad. Aunque opera en España (tanto con marca propia como en alquiler y en operaciones de charteo para otras aerolíneas) su volumen de pasajeros lo logra fuera del país, sobre todo en vuelos que unen África, Oriente Medio y el resto de países de Europa. De hecho, según consta en las bases de datos de Aena, en los seis primeros meses del año sólo trasladó 10.444 pasajeros en España. Reacción en España y Francia Tras conocer el accidente, las autoridades francesas y españolas se pusieron enseguida manos a la obra para esclarecer los hechos, que tendrán que investigarse en una comisión establecida al efecto a través de la CIAIAC (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil). En España enseguida se activó un Gabinete de Crisis tras el primer aviso de la Agencia Española de Seguridad Aérea (Aesa). Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores español se puso a disposición de Argelia, Burkina Faso y Francia la ayuda material que requieran tras el accidente. El presidente de Francia, François Hollande, afirmó que el país ha movilizado "todos los medios" civiles y militares de los que dispone para tratar de localizar al avión. Más de 400 empleados Swiftair cuenta con una plantilla superior a 400 empleados y con una sede en las cercanías de Madrid, muy próxima al aeropuerto de Adolfo-Suárez Madrid-Barajas. Además del negocio ya comentado, la compañía aérea posee dos filiales: una pequeña aerolínea en Grecia y otra empresa de mantenimiento de aviones en Marruecos. En las instalaciones aeroportuarias de Madrid, Swiftair gestiona un centro de mantenimiento propio, cerca de Senasa, aunque también recibe servicios de terceros en los aeropuertos que opera. La compañía aérea está considerada de Tipo A por aviación civil, por lo que sus controles, procedimientos y permisos son equiparables a los que emplean y utilizan las grandes aerolíneas españolas como Iberia, Air Europa y Vueling por poner tres conocidos ejemplos.