Los dos inversores copan el 4,98% vendido en bolsa por la familia Espírito SantoLas acciones del Banco Espírito Santo (BES) volaron ayer en el parqué por la irrupción en su capital de los estadounidenses Goldman Sachs y el fondo D. E. Shaw. La cotización acabó en 0,478 euros, con una revalorización del 14,35 por ciento, aunque en el algún momento de la sesión había llegado a remontar hasta en un 19,62 por ciento. Que el banco portugués pasase de ser el farorillo rojo al mejor valor del sector bancario europeo es producto de la confianza insuflada en la capacidad para atraer inversores si necesita ampliar capital, como se teme. Goldman Sachs ha declarado ser propietario del 2,27 por ciento de la entidad financiera y el fondo D. E. Shaw de otro 2,71. Entre ambos coptan el 4,99 por ciento que la familia Espírito Santo enajenó de forma acelerada hace pocos días porque era la garantía de un crédito prestado por Nomura, cuyo reintegro debía atender. Las dudas sobre el BES vienen de su exposición a las empresas de la influyente familia, que sigue siendo su mayor accionista, con el 20,1 por ciento del capital en propiedad y que no puede enajenar porque es el aval de una emisión de deuda. La entidad ha cifrado dicha exposición al grupo de su mayor accionista en 1.800 millones de euros entre crédito y deuda corporativa, y subrayado que cuenta con 2.100 millones de capital para hacer frente a potenciales deterioros. Refuerzo de capital Sin embargo, el Banco de Portugal ha urgido su reorganización accionarial, al tiempo que alentaba la posibilidad de que amplíe capital garantizando la existencia de accionistas, fondos y bancos extranjeros interesados en invertir en el BES. Este escenario ha cobrado fuerza después de que el nuevo equipo gestor del banco, capitaneado por Vitor Bento, haya aplazado la presentación de resultados del 25 al 30 de julio, y fichado a Deutsche Bank para buscar medidas que le ayuden a optimizar el balance. La prórroga en la presentación de resultados ha sido interpretada por algunos expertos como disponer de un plazo superior para calcular con precisión las potenciales pérdidas en las que puede incurrir o ha incurrido por la exposición a las empresas de su mayor accionista. Aún cuando la entidad y el supervisor luso insisten en los mensajes de tranquilidad, su solvencia y garantizan los ahorros de sus clientes, la situación se ha complicado. La razón es la solicitud de un proceso similar al concurso de acreedores por dos de las compañías de su principal accionista: ESI, el holding donde la familia Espírito Santo tiene todas sus propiedades, y Rioforte, la subsidiaria que depende de esa cabecera y aglutina todas sus participaciones en empresas. Algunos expertos cifran en varios cientos de millones las pérdidas que se anotará el BES por el dinero prestado a las distintas unidades de su accionista y el riesgo asumido por la filial de Angola.