Marcos Eguillor es un emprendedor de 37 años que vive en Madrid y ha utilizado Uber varias veces en Estados Unidos. "Mi experiencia es muy buena, los conductores son amigables y están atentos en todo momento", explica. Este usuario considera que en la cultura de la economía colaborativa las personas se ponen en el lugar del otro y en el caso de Uber se traduce en un servicio adaptado a las necesidades del pasajero. Eguillor es usuario habitual de taxis y opina que "es difícil encontrar taxistas que cobren con tarjeta, que te pregunten la música que quieres escuchar durante el trayecto, que te consulten si prefieres aire acondicionado o bajar la ventanilla…", cuestiones que los conductores de Uber tienen en cuenta. Otro aspecto positivo que destaca es que en la aplicación encuentras valoraciones de los conductores. Eguillor entiende las quejas del sector del taxi en referencia a las licencias y autorizaciones, pero cree que no es un argumento válido que critiquen la seguridad y comodidad del servicio. Ante esta situación, es partidario de que el Gobierno busque alternativas ya que "la solución no es prohibir, sino que pasa por el diálogo entre todos los actores implicados". Este usuario cree que "cada vez hay más herramientas a nuestro alcance que nos permiten satisfacer las necesidades y sino es Uber, será otra. El mercado busca alternativas y el marco regulatorio actual debe cambiar para estar al servicio de los ciudadanos", precisa. Una posible solución pasaría por regular los ingresos de los conductores para que tributen como una actividad económica.