E n 2013 China invirtió más en fuentes de energía limpias (56.000 millones de dólares), que el conjunto de Europa (48.000 millones de dólares), según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). La UE ha perdido el liderazgo en materia de energías renovables, aunque la caída de la inversión ha sido generalizada. En EEUU fue del 10 por ciento (hasta situarse en 36.000 millones de dólares), mientras que en la India el descenso fue del 15 por ciento (6.000 millones de dólares) y en Brasil del 54 por ciento (3.000 millones de dólares). Las cifras récords de 2011 quedan muy lejos. Ese año, la inversión en energías limpias en todo el mundo alcanzó los 230.000 millones de euros, según los últimos datos presentados por The Pew Charitable Trusts. En 2013, la inversión se redujo por segundo año consecutivo. En apenas dos años, el recorte roza el 20 por ciento. La UE ha liderado la inversión en energías limpias hasta 2011. Un año después la región Asia-Oceanía igualaba su impulso inversor. En 2013, prácticamente lo duplicaba, según las cifras del último informe de The Pew Charitable Trusts. Según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la inversión en energías renovables en todo el mundo sumó el año pasado 214.400 millones de dólares, lo que significa un 14 por ciento menos que en 2012, aunque su cuota en el conjunto del sector energético global aumentó. De hecho, el 43,6 por ciento de las nuevas instalaciones puestas en marcha en 2013 para generar electricidad procedió de fuentes renovables. Pero el impulso a las tecnologías verdes ya no llega de Europa. La Comisión Europea (CE) inauguraba el año redefiniendo el eje de su política energética común y renovando su lista de propósitos medioambientales. Ahora que se acerca 2020, el famoso 20-20-20 aprobado en 2008 (un 20 por ciento menos de emisiones de CO2, un 20 por ciento menos de gasto energético y un 20 por ciento de energía primaria generada por fuentes renovables, tomando como referencia 1990), empieza a perder fuelle. El 20 por ciento como objetivo de generación de energía renovable ha pasado al 27 por ciento en 2030 para el conjunto de la Unión Europea, pero sin objetivos vinculantes por países. Los objetivos europeos en reducción de emisiones también son más modestos. Y en el caso de mejoras en la eficiencia energética, prácticamente inexistentes. Respecto a la emisión de gases de efecto invernadero se plantea un recorte del 40 por ciento en 2030 (respecto a 1990). Eso sí, incluye como novedad que la reducción tendrá que producirse dentro de la UE: no se permitirá que los países contabilicen dentro de su objetivo nacional las inversiones en proyectos medioambientales realizadas en países en desarrollo. La tendencia ha sido positiva hasta 2012. El 14,4 por ciento del consumo de energía final en la UE procedió de fuentes renovables, frente a un 13,1 por ciento del año anterior, según datos de EurObserv'ER. Las diferencias de objetivos entre países son notables. Mientras, Suecia aspira a alcanzar el 49 por ciento en consumo de renovables con el horizonte en 2020, Malta sólo espera llegar al 10 por ciento. El objetivo de España coincide con el de la UE-27: el 20 por ciento. O, al menos, coincidía. El comisario de Energía, Günter Oettinger, ya avisó al Ejecutivo español el pasado mes de marzo: España no cumplirá con las medidas vigentes el objetivo de alcanzar ese 20 por ciento de cuota renovable. Y el Ejecutivo comunitario se reserva el derecho a tomar medidas para corregir esa desviación. De momento, la cuota de renovables en España se situó en el 14,3 por ciento en 2012, según los últimos datos de la oficina estadística Eurostat. La cifra está en sintonía con la alcanzada por la media del conjunto de Estados de la UE. Pero la Comisión mira con lupa la reforma del sector eléctrico en nuestro país, y su impacto desincentivador en el ámbito de la cogeneración y el desarrollo de fuentes de energías renovables. España, a la cola de inversión De momento, y aunque la inversión en energías limpias cayó en todo el mundo, el frenazo que ha experimentado el sector en España ha colocado nuestro país a la cola de los países desarrollados. La política energética del Gobierno de revisar y recortar las primas a las renovables, con el objetivo de frenar el díficit de tarifa, ha hecho que nuestro país desaparezca del ranking de las diez potencias mundiales en la materia. Ahora ocupa el puesto 17 entre los 20 países que más apuestan por el desarrollo de las energías limpias. Sólo se mantiene en el ranking de potencia instalada, en el que ocupa la cuarta posición, por detrás de China, EEUU y Alemania. El último informe de The Pew Charitable Trusts, presentado en abril, cifra el descenso de la inversión en nuestro país en un 84 por ciento, concentrado en la energía solar, que señala el programa de austeridad como responsable del frenazo experimentado por el país que había puesto en marcha "uno de los planes de expansión más generosos del mundo". El informe señala a nuestro país como "el primero de la UE en suspender el apoyo operativo a las fuentes de energía renovables". También pone el acento en el peligro que supone el carácter retroactivo de los recortes en nuestro país, que está afectando a la confianza de los inversores y provocando un aluvión de denuncias. España se ha convertido en el país más denunciado en el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial). En la actualidad, se enfrenta a cuatro denuncias de fondos internacionales de inversión, además de las denuncias interpuestas ante el Tribunal de Justicia de la UE y otras instituciones internacionales de arbitraje. El Ministerio de Industria, Energía y Turismo tiene preparado el real decreto -aún pendiente de aprobación- con el que se propone cambiar el sistema de incentivos a las energías renovables, para pasar de un modelo de primas a otro basado en incentivos de inversión, con el objetivo de hacerlo "más sostenible y que permita seguir apoyando a estas energías como una de las fuentes fundamentales del mix energético en España", en palabras del ministro, José Manuel Soria. El real decreto supone el fin del sistema de primas a la producción de este tipo de energías y la cogeneración sigue en el aire. En realidad, el mecanismo de primas ya fue eliminado en julio del pasado año, dentro del real decreto de medidas urgentes con el que el Gobierno ponía en marcha la reforma eléctrica. En la práctica, España ha dejado en suspenso el desarrollo de las energías renovables, al menos hasta 2018. Hasta esa fecha, no se pondrá en marcha una sola instalación nueva de fuentes renovables (eólica, solar, hidráulica o de biomasa), tal y como recoge el Informe marco sobre la demanda de energía eléctrica y gas natural, y su cobertura. Horizonte 2013-2017, publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En 2013 entraron en funcionamiento las últimas nuevas instalaciones eólicas (con un total de 282 megavatios de potencia) y de energía solar termoeléctrica (con una potencia total de 350 megavatios). Primas y ahorros El mecanismo de primas no es una excepción ni en el panorama energético español ni en el sector de las renovables. Un ejemplo: las subvenciones que reciben los combustibles fósiles en todo el mundo rondan los 600.000 millones de dólares anuales, casi tres veces más que las inversiones en energías renovables, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Sin la capacidad proporcionada por las energías renovables, las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con el sector energético habrían sido 1,2 gigatoneladas superiores, según cifras del último informe realizado por Pnuma, Bloomberg New Energy Finance y la Frankfurt School. La "reducción de emisiones de CO2 y otros gases nocivos a la atmósfera es fundamental en la lucha contra el cambio climático", destaca la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Entre 2008 y 2012 las renovables evitaron la emisión de cerca de 155 millones de toneladas de CO2, valoradas, "aún con un precio por tonelada muy bajo", en 2.040 millones de euros, según la patronal. O lo que es lo mismo, 10.202 millones de euros hasta que las actuales instalaciones de renovables dejen de funcionar. En 2013, el 42 por ciento de la energía producida en España fue de procedencia renovable. El sector, que ha realizado en los últimos años un gran esfuerzo inversor, reclama el espacio de las energías limpias como fuentes "competitivas", como en el caso de la eólica off shore. En países como Brasil ya son más baratas que el gas. Y ese espacio pasa por un marco de estabilidad, especialmente jurídica. Aún queda la aportación de las renovables vía ahorro. Las energías limpias generarán ahorros por más de 214.000 millones de euros en el transcurso de su vida útil, según cifras APPA, que aglutina diferentes tecnologías renovables. La cifra supera en más de 50.000 millones de euros a las primas que recibirán las renovables en ese periodo, según cálculos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Es uno de los "beneficios que el Ministerio obvia a la hora de justificar los recortes en la memoria sobre los parámetros retributivos de las instalaciones tipo" aplicables a las de producción de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, cogeneración y residuos, según la patronal del sector. Otro beneficio estratégico es su balanza comercial positiva. Tomando como referencia el periodo 2008-2012, las energías renovables evitaron la importación de 57,35 millones de toneladas equivalentes de petróleo (TEP), con un ahorro económico equivalente anual de 2.340 millones de euros. Si esta cifra se proyecta a la vida útil de las instalaciones, se convierte en más de 58.500 millones de euros de ahorro.