Retira la demanda ante la Audiencia Nacional que puso tras perder el contrato del submarino 'S-80'Raytheon zanja el conflicto antes de presentarse a los próximos concursos que licitará el ejércitomadrid. El Ministerio de Defensa y el gigante norteamericano Raytheon han puesto fin a su particular guerra. El fabricante de los misiles Tomahawk retiró el pasado 25 de julio de 2006 la demanda que interpuso en la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional y se vuelve a abrir la puerta para participar en los próximos concursos de las Fuerzas Armadas.La pacífica decisión se tomó tras varias visitas a España de altos directivos de Raytheon que se entrevistaron con el Secretario de Estado de Defensa (Sedef), Francisco Pardo, y acercaron posiciones tras más de un año de disputas.El conflicto se remonta al verano de 2005, cuando la cartera dirigida en ese momento por José Bono eligió al grupo norteamericano Lockheed Martin para que aportara el sistema de combate de los nuevos submarinos españoles S-80, que fabricarán los astilleros militares Navantia en la factoría de Cartagena.Contrato millonarioEl contrato, valorado en 200 millones de euros, suponía para el ganador participar en un proyecto líder en tecnología dentro del terreno de los submarinos convencionales y con un mercado potencial de 10.000 millones de dólares en la próxima década. Pese a la colaboración de un socio extranjero, España se asegura en este proyecto el control con un 55 por ciento de la participación.Entre los grandes perdedores de la licitación se encontraba Raytheon, que se presentaba al contrato con dos opciones: en una se aliaba con la francesa Thales y en otra con la alemana Atlas. Tras perder, Raytheon presentó a finales de octubre de 2005 un recurso ante la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional contra la decisión tomada por el Ministerio de Defensa. Posteriormente esta demanda se admitió a trámite.Antes, se había dirigido por carta a Defensa pidiéndole explicaciones porque no entendían cómo se podía haber rechazado su oferta que, según la compañía, "era más barata que la de Lockheed Martin y mejor tecnológicamente".Opción más lógicaDesde Defensa se ha argumentado que la opción de Lockheed Martin es la más lógica de todas ya que da homogeneidad al sistema de combate de la armada española. La empresa norteamericana también fue elegida durante el Gobierno de Aznar para aportar su sistema Aegis a las fragatas F-100 españolas.Fuentes cercanas al Secretario de Estado de Defensa han asegurado a este periódico que "las decisiones del Ministerio siempre han respondido a los criterios técnicos que ha evaluado Navantia. La retirada de la demanda ante la Audiencia Nacional confirma la transparencia del concurso".No sólo Raytheon se quejó de la pérdida del contrato. Desde los gobiernos de Alemania y Francia también trasladaron su malestar por la decisión, sobre todo después de que estos países vecinos y España hayan anunciado a los cuatro vientos que se está estudiando la creación de un consorcio naval europeo a imagen y semejanza del gigante aeronáutico EADS. "La concesión del contrato a Lockheed Martin ha frenado este proyecto de fusión internacional", aseguran fuentes del sector.Tras fumar la pipa de la paz, Raytheon y el Ministerio de Defensa hacen borrón y cuenta nueva de cara a los nuevos contratos que prevé licitar el ejército. Uno de los más inminentes será la compra de misiles de crucero, que logran una autonomía de 1.600 kilómetros.En este apartado, Raytheon parte con ventaja sobre el resto de competidores después de que el Gobierno estadounidense haya autorizado a la Armada española la compra de estas armas. La idea de equipar a las Fuerzas Armadas con esta potente arma ya surgió durante el mandato del Gobierno Aznar.Aunque en un primer momento se ha hablado de la compra de 60 misiles Tomahawk, el primer pedido podría ser de sólo 20 unidades. El precio de cada proyectil es de un millón de dólares, pero a esa cantidad hay que sumarle el coste de la integración que podría alcanzar los 120 millones de dólares por las dos decenas de misiles.En un principio las armas de largo alcance se montarían en las fragatas F-100 pero también se pretende que los submarinos S-80, que tardarán todavía varios años en fabricarse, lleven este tipo de armamento.Además del concurso de los misiles Raytheon optará a medio plazo a nuevas licitaciones de las Fuerzas Armadas. Una de ellas es la incorporación en el ejército de aviones sin tripulación, conocidos como UAV. Raytheon integra los sistemas de estas aeronaves.