La mexicana, que se quejó de la gestión, se va sin cobrar parte del dividendo extra por YPF y deja el control a BrufauRepsol inicia una nueva etapa. El consejo de Pemex, su segundo accionista, decidió ayer en una reunión extraordinaria desprenderse de su participación en la española. La compañía estatal comunicó a última hora de la tarde a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que iba a proceder a realizar una venta acelerada de un paquete de 104 millones de acciones, correspondientes a un 7,86 por ciento del capital de Repsol, y valorado a precio de mercado en 2.170 millones de euros. Con esta venta, que puede cerrarse hoy mismo, la petrolera mexicana comienza su repliegue tras varios meses de tira y afloja entre distintos miembros del Gobierno mexicano que han presionado para que la petrolera estatal destine sus recursos a México. En un momento en el que las pérdidas de la compañía son importantes, están reduciéndose las reservas de hidrocarburos y se afronta una importante reforma energética. La salida además se produce unos días antes de la visita de Estado del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en la que se esperaba que la compañía estatal llegara a plantear una queja al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en un intento por politizar la disputa entre los accionistas pero que finalmente acabará en un encuentro cordial entre ambas partes. Actualmente, la compañía mexicana tiene un 9,23 por ciento de la española y al final de la colocación mantendrá apenas un 1,38 por ciento de Repsol. Sin dividendo Petróleos de México ha encargado la colocación a los bancos Citigroup y Deutsche Bank, curiosamente dos de los bancos que habitualmente trabajan con Repsol. La salida de la petrolera mexicana tenía que producirse antes de octubre -tal y como adelantó este diario- y se realiza apenas unos días antes del cobro del dividendo extraordinario que repartirá la compañía que preside Antonio Brufau, lo que les impide su cobro. Pemex es un socio histórico de Repsol -desde 1990- y actualmente figuraba como su segundo accionista, por detrás de La Caixa (11,83 por ciento). El núcleo duro de la petrolera, por lo tanto, lo conforman en estos momentos la entidad financiera que preside Isidro Fainé, Sacyr (9,2 por ciento) y Temasek (6,26 por ciento), que han servido como el principal apoyo al presidente Brufau a lo largo de los últimos tiempos, llegando incluso a ratificarle como máximo dirigente en varias ocasiones en los órdagos lanzados contra su gestión. Todos ellos además han estado informados en todo momento sobre los cambios y las decisiones que el presidente de Repsol ha ido adoptando en los últimos meses. Brufau propuso -y contó con el apoyo de todos- la elección de Josu Jon Imaz como consejero delegado. La decisión de abandonar la gestión del día a día del negocio -Brufau sigue manteniendo el control sobre el área financiera y la comunicación- hizo que además el presidente de la petrolera renunciara a la mitad de su sueldo como ejecutivo, una de las críticas que había vertido el director general de Pemex, Emilio Lozoya, contra su gestión y se redujo del mismo modo la cantidad a percibir por su salida. Al cierre de esta edición, el consejero de Pemex en Repsol, Arturo Henríquez, todavía no había presentado su dimisión como miembro de un consejo en el que se ha quedado solo en varias ocasiones y se espera que lo haga a lo largo del día de hoy. La venta de un 7,8 por ciento supone también la ruptura de la alianza industrial que mantenían ambas empresas desde el intento de asalto de Luis del Rivero en 2011, pero que nunca llegó a desarrollarse completamente porque la mexicana interrumpió de golpe las negociaciones. Repsol tiene previsto pagar este próximo viernes el dividendo extraordinario por la venta de la participación en YPF. La petrolera prevé repartir entre sus accionistas un euro en efectivo por cada acción, lo que supone que la compañía mexicana renuncia a unos ingresos de 104 millones de euros para hacer más atractiva y fácil la colocación de sus títulos. Pemex ha querido aprovechar la subida previa de la cotización de Repsol, que prácticamente se ha acercado a los 21 euros (20,87 euros al cierre de ayer) para realizar la colocación. La compañía mexicana realizó su última operación de compra a 19,5 euros por acción, pero mantenía los títulos en la petrolera a un precio medio de poco más de 9,5 euros, lo que supone que la empresa que dirige Emilio Lozoya logrará unas jugosas plusvalías que superarán los 1.000 millones de euros. Repsol inicia ahora una nueva etapa después de su salida de Argentina. La petrolera tiene previsto firmar este semana un acuerdo con Venezuela para avanzar en el desarrollo de uno de sus grandes proyectos gasistas. Además la compañía cuenta con una liquidez superior a los 13.400 millones de euros, según pudo saber este diario, que le abre las puertas para realizar una importante operación de compra en Noruega o Canadá y su nivel de deuda neta se sitúa en los 200 millones de euros. Con esta situación económica, el nuevo consejero delegado, Josu Jon Imaz, ya tiene un encargo del presidente y prepara su nueva hoja de ruta para el periodo 2016-2019 en la que tendrán que recoger los frutos de sus éxitos exploratorios de los últimos años. La petrolera necesita, no obstante, generar ingresos rápidamente, y por ese motivo entre las búsquedas que está realizando figuran en un primer plano aquellos activos que le puedan generar ingresos recurrentes de forma rápida. Repsol ha logrado en 2013 una tasa de reposición de sus reservas del 275 por ciento y avanza poco a poco hacia el objetivo de producir medio millón de barriles de petróleo al día en 2016.