Madrid. El ex presidente del Banco Hispano Americano Claudio Boada Villalonga falleció ayer, a causa de una trombosis, en Palma de Mallorca, donde se encontraba de vacaciones, . Boada, barcelonés de 86 años, casado y con cinco hijos, estudió Ingeniería Industrial en Barcelona, donde coincidió con el ilustre banquero Rafael Termes. Una amistad que, con toda probabilidad, marcaría su futuro profesional. Tras doctorarse, muy pronto asumió tareas de dirección en diversas empresas del sector de la automoción. En ENASA-Pegaso, donde alcanzó la presidencia. Durante su estancia en esta empresa se produjo una anécdota significativa de su talante. En una entrevista con el presidente del Instituto Nacional de Industria (INI), éste le preguntó por su futuro laboral, a lo que Claudio Boada respondió: "Ocupar su silla de presidente del INI", puesto que alcanzaría en 1970. Antes, en 1967, fue el encargado de sanear y reflotar Altos Hornos de Vizcaya (AHV). Nombrado por el entonces ministro de Industria, López de Letona, presidente del INI, se mantuvo allí hasta 1974, el año de su debut en el mundo financiero de la mano del Banco de Madrid. Tras ocupar la presidencia de la entidad, Boada volvió al mundo de la automoción, asumiendo el primer puesto directivo en Ford. Pero retomó su trayectoría en el sector público al hacerse cargo del recién creado Instituto Nacional de Hidrocarburos. Y ya, en 1985 adoptó el más importante de sus retos: la presidencia del Banco Hispano Americano, cargo que ocupó hasta 1990, en que cumplió los 70 años. Durante su mandato, Boada finalizó el saneamiento del Urquijo Unión, con un coste de 95.000 millones de las antiguas pesetas. Aunque permaneció como consejero del banco, el uno de enero de 1991 Boada cedió el testigo de la presidencia del Hispano Americano a José María Amusátegui, quien se encargaría de la fusión con el Banco Central para crear el Banco Central Hispano (BCH). No obstante, fue Boada el auténtico artífice de esta operación, ya que inició las conversaciones con el Central. De forma casi definitiva, dejó el consejo de administración del nuevo BCH el 17 de marzo de 1994, coincidiendo con una reorganización y reducción de este órgano de gobierno. Desde aquel mismo día, Boada pasó a ser presidente honorífico del BCH.