El joven director ruso vuelve a dirigir una orquesta tras superar una crisis por estrésCon un programa ecléctico pero monumental, que incluye la Sinfonía de los Salmos, de Stravinsky, y la Sinfonía Fantástica, de Berlioz, la Orchestre National du Capitole de Toulouse llegará al Festival Internacional de Santander el próximo 26 de agosto bajo la conducción del joven Tugan Sokhiev. Expectativas alrededor del director ruso no faltan. A pesar de estar iniciando la treintena, ha estado al frente de agrupaciones musicales de gran envergadura como el Mariinsky de San Petersburgo, donde inició su meteórica carrera, o el Metropolitan Opera de Nueva York, de donde se despidió entre ovaciones. Estos éxitos condujeron a que fuera llamado en el año 2003 para encargarse de la dirección musical de la Welsh National Opera. Su debut allí lo hizo con un exitoso montaje de Eugene Onegin, de Tchaikovsky. Pero no había pasado mucho tiempo cuando dimitió agobiado por el estrés. Los nervios estallaron tras una discusión por el elenco de la producción de La Traviata, con la que comenzó la temporada en el New Theatre de Cardiff. Sólo aguanto hasta la primera función.A pesar del impasse, consiguió entrar el año pasado como director musical titular de la orquesta de Toulouse, lo que le ha devuelto su reputación de joven valor en alza. Ahora tiene otros problemas, pues le costará conseguir que la gente deje de asociar a la agrupación francesa al nombre de Michel Plasson, que la condujo nada menos que desde 1968 hasta 2003. Con su carácter obstinado, Plasson convirtió una orquesta de pueblo en una altamente reconocida, gracias a sus esfuerzos por rescatar piezas desconocidas del repertorio francés y conseguir un acuerdo de grabación con la Casa EMI.Sokhiev no lo tiene fácil con el programa que traerá a Santander, pues se trata de dos piezas bastante monumentales y complejas. La Sinfonía de los Salmos para coro y orquesta es, probablemente, la primera pieza religiosa de importancia en la carrera de Stravinsky, que ya anuncia su portentosa Misa, de 1947. Compuesta en 1930 como un encargo para el aniversario de la Orquesta Sinfónica de Boston, esta pieza persigue un perfecto balance entre voces e instrumentos, que tienen su paralelismo en la dualidad entre lo sagrado y lo pagano. Todo un reto para el conductor.Por su parte, la Sinfonía Fantástica, de Berlioz, es la más representativa del compositor, con la que alacanzó la fama. Publicada tras muchos retoques en 1845, intenta describir los estados por los que pasa un joven artista que ha consumido opio. Estos cambios anímicos que se deben traducir musicalmente son los que la hacen extremadamente compleja.