El consumo cae hasta un 40 por ciento por miedo a los controles de alcoholemiamadrid/Barcelona. A la hora de comer, el carné por puntos no sabe de reuniones acompañadas por un buen vino. A Tráfico no le interesa si el conductor ha bebido un Rioja o un Ribera del Duero. Lo único que le importa es que pase el control de alcoholemia. Y las consecuencias se empiezan a notar. Las ventas se están desplomando en los restaurantes desde que la norma entró en vigor el pasado 1 de julio."La situación es alarmante. El consumo de vino se está reduciendo entre un 30 y un 40 por ciento a la hora de la comida", asegura Juan Manuel Fernández, sumiller del restaurante Asador Donostiarra, en Madrid. Por las noches la situación es diferente. Ya no son encuentros de empresas, sino grupos de amigos, entre los que siempre hay alguien dispuesto a no beber. Cambio de hábitos"La gente como mucho toma una copa. En nuestro caso, las ventas están cayendo un 25 por ciento. El vino se sustituye, sobre todo, por la cerveza sin alcohol y el agua mineral", añade Sara Fernández, responsable de vinos del restaurante Castellana 179, también en Madrid.Y en Barcelona ocurre prácticamente igual. Caen las ventas de vino, pero también las de licores. "Nuestros clientes ya no toman bebidas alcohólicas después del postre. Temen la retirada del carné", relata Ramón Ferreira, director del restaurante Barceloneta, del grupo Olivé. Aunque todavía no hay datos oficiales, las previsiones no son nada optimistas. Los únicos datos disponibles son los de la Federación Española del Vino, que agrupa a unas 800 bodegas. Según los mismos, las ventas han caído un 3,5 por ciento en el primer semestre. El consumo en los hogares se mantiene, pero cae un 7,3 por ciento en la hostelería, lo que arrastra al sector a la crisis. "Los españoles hemos tomado precauciones alertados por los anuncios y las campañas que lanzó Tráfico desde comienzos de año", asegura Pau Roca, secretario general de la Federación. "A eso hay que añadir, además, que se aumentaron los controles de alcoholemia y que las ventas de la hostelería están cayendo en general, lo que se multiplica en el caso del vino", dice Roca. La Federación Española del Vino añade que otro de los problemas, al margen del carné por puntos, son los "elevados precios". Los vinos que más están sufriendo son, precisamente, los más caros, los que tienen denominación de origen, cuyas ventas caen un 18,2 por ciento. Sin embargo, los de mesa, que siguen siendo los más consumidos en España, crecen un 1 por ciento.